De nuevo lamiendo heridas (30/11/09)

- Todos lo piensan... todos lo creen... - mira hacia arriba, hacia el cuadro.

Cuando mira al cuadro, me hago a una idea de qué le pasa por la cabeza.

-... ¿Creer el qué? -digo, con voz baja.

- Que temo el fuego... - responde, cogiendo un atizador y moviendo las brasas para avivarlo, antes de sentarse en su sillón.

Le miro unos instantes... tengo que ser educado.

Despacio, me siento en el sillón.

-... Todo vampiro teme al fuego... no es algo que podamos controlar. Jamás he pasado tanto miedo como en ese lugar.

- Pero a ti no te lo toman en cuenta - responde Antón - Nadie te vio sucumbir al Frenesí Rojo mientras veías arder a tu chiquillo ¿Verdad? - dice con los ojos calvados en las llamas de la chimenéa... como siempre.

-... Nunca he tenido chiquillos -le digo, mirando también a la chimenea-... Pero si se diese el caso creo que tendría más miedo de perderlos que del propio fuego.

- Yo no temo al fuego, no más que cualquiera... Temí perderte a ti, anoche - admite.

Se preocupa por mí...

-... Eso demuestra tu humanidad... Sacrificarse y ponerse en peligro por otros son actos que dan fuerza contra la Bestia.

Cierro los ojos.

-... Hay una diferencia entre los inconscientes y los que tienen valor. Unos no tienen miedo, los otros lo tienen presente y siguen adelante... Demostraste mucho valor ayer.

- Ojalá me sirva para librar mi propia batalla - responde, entones mira su dedo, con el anillo de rubí y se lo quita para admirarlo -. Este anillo perteneció a mi Sire, y al suyo antes que a él... ambos cayeron consumidos por la Bestia... Ten, no quiero llevarlo - dice pasándotelo al vuelo.

Lo cojo al vuelo, y lo miro con detenimiento. Es un anillo impresionante.

Regalar algo así... si dice la verdad, tiene que ser un gran gesto.

-... ¿Simboliza algo?

- Lleva pasándose de Sire a chiquillo desde la cuarta generación - responde.

Si es cierto, podría tener milenios de antiguedad.

-... Si es así, es un legado de los Toreador...

Me quedo unos segundos, mirándolo... Realmente es hermoso, y el rubí tiene el mismo color que la sangre.

-¿Quieres que haga algo con él? -le pregunto. Mi tono no indicaba que despreciase el anillo, más bien mostraba abiertamente que podía no ser... ¿Digno? Ni siquiera pertenecía al clan.

- Te ayudará a ser aceptado... nadie creería que un toreador lo ha entregado a alguien de otro clan - responde - ....y quiero que lo tengas tú.

Sostengo la mirada unos segundos a Antón, y después miro de nuevo la joya. Me la pongo en el anular izquierdo.

-... Gracias Antón...

Chiquillo...

No, Antón no se está engañando. Sabe perfectamente que su chiquillo Jacques está muerto... Nunca será mi sire ni yo su chiquillo. Aunque dado el avance que presenta, preferiría a Antón que a mi antigua sire sin dudarlo si pudiera elegir.

Miro el anillo un momento. Puede que las cosas mejorasen si me considerase... adoptado.

-... Lo que les pasó a tus predecesores no te pasará a tí.

Procuro pensar en otra cosa, ese tipo de sentimentalismos no son mi fuerte... Antón lleva mejor lo de ocultarlos tras una máscara.

-... ¿Crees que saldrá bien cuando tenga que presentarme ante la corte?

- Creo que empezando paulatinamente, dejando que te vean... sera más probable que podamos mantener la mentira. Habrá que darte una identidad... obviamente no puedes pasar por mi chiquillo, sigo estando vetado... pero puedes ser el chiquillo de algún amigo al que he acogido bajo mi tutela.

-... No se... tal vez engañarlos a medias sea peor... Pero tú conoces el juego más que yo. Puede que funcione.


Me paso la mano por la barbilla, pensando.

-... Cuando Pompignan cruzó los ojos con los míos supo lo suficiente para tener motivos y llevarme a su despacho... Y no creo que él sea el único lector de mentes del Louvre...

*Si hubiese alguna forma de que no entrasen en mi mente...*

- No se considera correcto entrar en mentes ajenas - responde -, menos aún en el Eliseo... y los vastagos parisinos son muy correctos, por norma general.

*Diselo a ese Ventrue* -pasa por mi cabeza.

-... Hablame del otro Lasombra... ¿Cómo entró en la Camarilla parisina?

Anton tuerce el gesto.

- Ese tipo de cosas son las que no deberias saber aun... por cierto ¿hicieste ya la visita a tu vinculado?

-... No... Es cierto, tengo que darle el segundo trago...

Me levanto despacio.

-¿Tus ghouls podrían proporcionarme una jeringuilla?

Antón chasquea la lengua.

- Sí... pidesela...

-Volveré pronto... -le digo, asintiendo con la cabeza.

Salgo del salón y pido al primer ghoul que me encuentro una jeringuilla. También pido ayuda a otros dos para que me acompañen. Ayer hubo una sorpresa. No quiero que vuelva a haber otra.

El nosferatu sigue enjaulado, exactamente como lo dejaste, con la estaca en el pecho.