¿Pero qué he hecho? (1/12/09)

Mantengo el abrazo unos segundos, pero después la miro.

-¿Qué ha pasado? Antón no ha querido decirme nada, y no me ha dejado entrar.

Puedes ver su cara amoratada, en parte hinchada. Parece un golpe duro, aunque sólo uno.

Algo dentro de mí se quiebra. La calma que me caracteriza se ve amenazada por lo que mis ojos ven.

Giro mi vista hacia Antón, que permanece ahí, durmiendo en la silla. Mis colmillos se extienden al instante. Emile fue testigo de la última vez que pasó.

-... ¿Cómo pasó?

Emile duda, arropándose contra ti.

- Discutíamos... dijimos cosas... y en un momento... no lo vi venir... - se acurruca contra tu pecho.

Siento unas ganas tremendas de sacar el cuchillo y destripar a Antón hasta sacarle el corazón, ahora que duerme podría incluso estacarlo y dejarlo fuera de la casa para que disfrutase el sol...

... Pero no soy así.

-... Vamos al cuarto... antes de que haga algo de que me arrepienta... tengo que enseñarte una cosa.

Ella va contigo, agarrada a ti, hasta el cuarto.

- Casi ha amanecido... ¿Qué quieres enseñarme?

Mi gesto de desagrado mengua conforme subimos las escaleras y dejo allí a Antón. Ya se encargarán los ghouls de llevarlo a su cuarto, supongo. La próxima noche tendré una charla con él.

Cierro la puerta de mi cuarto.

-Creo que tengo tiempo hasta antes de que amanezca... para enseñarte algo... ¿Te duele?

- Un poco... - responde, tocando la parte afectada de la cara.

-Bien... Sientate.

FdI: asumo que se sienta/

-Este es un ejercicio de concentración... no podrás hacerlo todavía voluntariamente, pero creo que centrándote y sin molestias podrás hacerlo... Cierra los ojos.

Busco las palabras.

-No hay nadie aquí salvo tú y yo. Escucha mi voz... Intenta sentir tu latido, como bombea la sangre en tu cuerpo...

Ella se concentra, escuchando tu voz, hasta calmarse

Ella obedece, pero aparentemente no sucede nada, no obstante, ella dice:

- Me siento mejor.

El sueño cae pesadamente sobre ti, sientes que necesitas echarte y descansar.

-... Cariño... tengo que dormir, el sol ya está saliendo... Sigue intentándolo un poco más, y creo que lo conseguirás...

Me recuesto en la cama, y cierro los ojos.

-... Confio en tí -digo, con media sonrisa. Unas palabras de afecto nunca vienen mal.

/Despertares y reproches, Refugio de Antón (2/12/2009)/