¿Pero qué he hecho? (1/12/09)

-Haré cualquier cosa que me digas, cualquier cosa, confío en ti...

*Confio en tí*

No sé quien habla, si su vínculo o su miedo... pero yo cumplo lo que prometo.

No sabe ser vampiro, y no aprenderá hasta que aprenda a ser adulto. Tengo que darle un poco de tiempo, pero a la vez instruirle poco a poco.

-No sólo voy a protegerte chico... voy a enseñarte. Aun no puedes cuidarte por tí mismo, pero con el tiempo podrás.

No parece completamente de acuerdo con la valoración personal de él, pero asiente, aceptando todo lo que dices.

-Vamos fuera... es mejor no permanecer aquí.

Empiezo a caminar hacia la salida.

-He apostado por tí chico.

Abro la puerta y salgo.

Él sale detrás de ti, algo asustado, cuando Basile pasa por delante de vosotros como un rayo, sin miraros, sale de la casa y da un portazo.

Desde lo alto de las escaleras, Antón se aguanta una sonrisa sin demasiado éxito.

Parpadeo un momento, y miro a Antón.

-¿Qué ha pasado? -digo, con gesto de interrogación.

- Nada - responde bajando con las manos en los bolsillos - Es que está muy... avergonzado de su forma de actuar - y llevándose una mano a la boca finje una tos para ocultar la risa.

A penas se fija en el Nosferatu, el cual parece empequeñecer ante su presencia hasta hacerse prácticamente invisible.

Le entiendo perfectamente.

Mis ojos se posan un momento en Frank, y luego en la puerta que Basile acaba de cruzar.

-... No es el único.

Pero me he fijado en la reacción de Antón... tal vez no progrese tan deprisa.

Antón llega hasta vosotros, aún con uns sonrisa en la cara.

- En fin... Como te decía ayer, es hora de que vayamos... paseándote por el Louvre aunque... quizás no es el mejor día - por un momento su mirada repasa a Frank de arriba a abajo, como la de un depredador, pero no hace amago de lanzarse contra su presa.

Procuro no hacer caso a la actitud de Antón.

Levanto una ceja.

-¿Tenías pensado que fuese hoy?... ¿Y cual seria el... itinerario?

- No lo sé - se encoge de hombros, y se da la vuelta poniendo dirección al salón -. Quizás sea mejor tener un día más para pensarlo con detenimiento.

Se sirve una copa de sangre y se sienta en su sillón, señalándote el otro para que le imites.

Asiento, y entonces le hago una seña a Frank para que se siente en el sofá. Luego me siento yo en el sillón, aceptando esa copa.

-Desde luego, lo mejor sería evitar a Pompignan en lo posible... ¿Puedes hablarme del cónclave?

- ¿Política a estas horas? No, gracias... - para un segundo, y luego pregunta, como al aire - ¿Qué Frank, no vas a servirte una copa?

Frank se vuelve y te mira, parece temer dar cualquier respuesta.

-Frank tiene modales como buen ayudante, si le ofrecen puede decidir si aceptar o no con respeto -digo, mirando a Frank brevemente. Mi gesto es de confianza, como dándole a entender que me siga la corriente.

-Dejando de lado la política -vuelvo a dirigirme a Antón-. No sé con quién debería hablar en el Louvre.

- Sólo con quien hable yo... - responde - Responde, mientras te muertes cortés y educadamente humilde nadie se te echará encima. Me preocupa lo reflectante que es el suelo en según que partes.

Frank ha decidido declinar cortesmente la invitación... probablemente ni siquiera la toma en serio, o piensa que es una trampa.

- Sí, me ocuparé de que no te metas en ningún sitio indebido - dice bebiendo de nuevo.

- No, pero podriamos anunciar su regreso - contesta -. ¿Crees que tu siervo aguantará la presion?

Parece obstinado en molestar al crio.

-Aguantará. Es un tipo duro.

No entiendo por qué lo hace. O tal vez sí, pero quiera hacer la vista gorda.

Doy un trago.

-¿Algún consejo para cuando esté en el Eliseo?

- Que cierre la boca, que guarde la compostura, que mantenga la vista clavada en el suelo... ¿Crees que podrás, Franky? - pregunta, pero el Nosferatu no le responde - Ey, te estoy hablando.

- ... Sí, señor.

- ¿Si podrás? - pregunta - No sé... da la impresión de que sólo te escondes bajo las faldas de tu amo.

-¿Qué pretendes, Antón? -digo, ya sin andarme con rodeos.

Antón se levanta y va hasta él, enfrentándosele, mientras el chico se mantiene con la cabeza gacha, asustado.

- Demostrarte que no soporta la presión - te responde, luego le levanta la cara para obligarle a mirarle - ¿Crees que yo soy duro, chico? ¿Crees que soy cruel? ¿Malvado? Todos los que están en el Louvre te matarían si supieran lo que yo, y la mayoría lo disfrutarían. Te dejarían al sol para que tus órganos se desecase al instante, o te quitarian los miembros uno por uno - la respiración del chico va acelerándose a medida que le escucha -, o te atarían a un palo sobre un lecho de paja y la prenderian fuego, para que las llamas fuesen lamiendo tu pien, hirbiendo tu sangre, con las ampollas rebentando entre tus pavorosos y desgarradores gritos de dolor...

Me levanto casi al mismo tiempo que Antón, pero me mantengo ahi, mirando.

-No le des la razón, chaval -le digo, mirándole, tratando de infundir algo de apoyo-... Eres capaz de aguantar.

- Sí, claro, escuchale a él ¿Crees que podrá protegerte cuando te condenen? ¿Crees que si quiera querrá apoyarte cuando todos esos vástagos se te echen encima? No, chico, abandonará a su mascota antes que caer contigo, y observará, entristecido pero sin actuar, como te despojan de tu vida.

El chico niega con la cabeza.

- ¿No lo crees? ¿O no quieres creerlo?

Entonces Frank se levanta:

- ¡No lo hará! - responde agarrándole de la pechera - No es como tú, basura.