¿Pero qué he hecho? (1/12/09)

- Hemos tenido algunas discrepancias - es lo ultimo que dice, antes de "desaparecer" hacia el salón.

Camino en pos de Antón, hacia el comedor.

-... ¿Qué clase de discrepancias?

Antón suspira, asumiendo que no te rendirás tan fácilmente.

- Opiniones personales, nada más

-... Antón... -empiezo a decir, como pretendiendo iniciar una reprimenda... pero después me corto-... Al menos déjala salir antes del amanecer, por favor...

Cuando estoy a punto de cruzar la puerta, le pregunto una última cosa.

-... ¿Puedo darle una habitación a Frank?

- Sí... si crees que no hará ninguna estupidez, sí - responde, aunque no te dice nada respecto a Emile.

-... Está bien...

Salgo del salón, y me encamino a las jaulas.

-... Frank, ya puedes salir.

-Calla, calla chaval -le digo, aburrido ya de todo-... Con que no se vuelva a repetir y aprendieses la lección me basta. Tienes que aprender a ser calmado en los momentos de tensión, cuando traten de provocarte o de darte miedo.

Suspiro.

-Ven... Te enseñaré una habitación arriba.

-Deja ya de preocuparte por ellos. Basile no te molestará más, y Antón... no hagas caso a las provocaciones de Antón, sólo eso.

Empiezo a subir las escaleras, y le muestro una de las habitaciones libres.

El chico parece encantado.

- Gracias, gracias por todo

Hace mucho que no tengo trato con los crios.

-... No hace falta que me des las gracias por esto chico... Procura descansar, mañana será una noche importante, y te necesito dispuesto.

- Lo estaré. No volveré a fallar, señor. - te asegura.

-... Esa es la actitud, Frank. Sigue así -le digo sonriendo, antes de cerrar la puerta, y caminar hacia mi habitación.

Cuando cerré la puerta, se me borró la risa de la cara, y me llevé una mano a la frente. Esto era como una jodida trajedia griega.

*Dios... que mi criterio sea el correcto* -pienso antes de dirigirme a mi habitación.

Espero allí, procurando descansar en la cama, pensando, mentalizándome para lo que ha de venir a la noche siguiente, mientras espero a Emile.

Está a punto de amanecer, pero Emile no aparece.

Siento como empieza a caer sobre mí el peso del sol... pero todavía puedo aguantar.

Me levanto, y bajo las escaleras. Con suerte convenceré a Antón de que la deje dormir conmigo.

Antón no está en el salón, curiosamente... está semtado frente a la puerta de la sala de musica, en uno de sus sillones.

-... Supongo que a veces soy previsible -digo, acercándome.

Antón parece muy cansado, peor que tú.

- Acercate, chiquillo... - dice alargando uno de los brazods hacia ti.

Me acerco, aquel cansancio era lo peor algunas veces.

Cuando estás lo bastante cerca, te coge del brazo, con suavidad.

- Lo siento, chiquillo... perdoname...

Parpadeo.

-¿Perdonarte?

Antón te acerca una llave en forma de corchea, y parece que va a responderte, pero el sopor diurno se apodera de él, y cae rendido al sueño.

...

Abro la puerta. Espero que no le haya pasado nada a Emile.

Emile se echa a tus brazos en cuanto entras.

- Menos mal que estás aquí - dice, y su voz suena extraña.