Sin resultados de nuevo (10/12/09)

Ella te mira y sonríe, levantandose; eres lo único que ha sido capaz de separarla de su música un momento.

- Hola, mi amor.

Me acerco a ella, sin demasiada prisa.

-A mi me ha parecido perfecta esa pieza... -y la rodeo por la cintura-... ¿de verdad te veias insegura? A mi modo de ver casi podrías hacerlo mañana.

- No digas tonterías... me he descuidado demasiado los últimos meses... no crei que fuese a volver a tocar... - te besa, con pasion y gratitud.

Correspondo al beso. Sentirla así de cerca es gratificante.

-Pues si te has descuidado tanto, no me imagino cómo será cuando te veas preparada -digo, con una sonrisa.

>>Deberías descansar un poco. Tengo entendido que llevas así toda la noche.

- Así dormiré a tu lado - responde.

Acaricio su pelo, recogiéndoselo detrás de la oreja.

-... Siempre he disfrutado de tu calor cuando dormimos juntos -respondo, mirándola a los ojos.

Desde luego, no tengo remedio. Esta humana prácticamente puede influir en mí como si el vínculo lo tuviese yo.

- Pues vamos a la cama, que te dé de mi calor, y ya hablamos de si dormimos o no - dice con picardia, tirando suavemente de tu mano hacia el cuarto.

Sí. Desde luego, no tengo remedio.

Dejo que me lleve.

Justo cuando salís os cruzais con Antón, que mira vuestras manos cogidas, y el brillo candente de los celos se refleja en sus ojos. Emile no sabe lo que ocurre, pero ya ha tenido otros encuentros poco agradables con este vástago y retrocede, cobijándose en tu cercanía.

Maldita sea... no... arrebatos de la bestia ahora no.

-... ¿Qué ocurre, Padre?

Antón levanta la vista y te mira, luego lanza una leve sonrisa, una sonrisa de resignación.

- Nada - responde -. Buenas noches, chiquillo... Emile...

-... Bien... buenas noches, Padre.

Acompaño a Emile a nuestra habitación... pero ese temor... esa sensación detrás de mi nuca no desaparece...

¿Podrá Antón detener su propio instinto?

/Sangre al despertar, refugio de Antón (11/12/09)/