La Gran Noche (?) (16- 12- 2009)

Me dejo guiar. No me fío ni un pelo de los críos... Si no estuviesen aquí, al menos contaría con alguna oportunidad para pelear... En fin. Les hablo.

- Oíd, chicos, ¿y cuántos años tenéis?

- Siete

- Nueve

- Doce - dice "el mayor" (aunque todos aparentan la misma edad).

- Ah, genial. Yo con más o menos vuestra edad tuve una pelea brutal. Hubo un compañero de clase que comió silla...

- genial, me hubiera gustado ver sus dientes desperdigados por el suelo - dice el mayor.

- Y ese no fue el que peor lo pasó. Al último le sacudí con mis propias manos. La de sangre que salió... ¿Habéis ido a la escuela?

- Cuando eramos bolsas de zumo - dice el pequeño.

¿Bolsas de ...? Oh... Néctar rojo y tal, ya veo...

- ¿Érais buenos estudiantes? A mí me aburría mucho, pero era bastante bueno en lo que me gustaba. Y ya véis, aun siendo el cerebrín, aquellos tres se llevaron su merecido.

- ¿Le gustan los niños, Lucio?

- Bueno, uno de mis sueños frustados hubiese sido ser profesor. Pero ni pude entrar a la universidad ni tengo capacidad de liderazgo...

Llegáis hasta una casa, y el jefe abre la puerta.

- Entra.

Los niños corren dentro.

Le hago caso y paso al interior.

- Al sótano - indica, señalándote la puerta que da a unas empinadas escaleras.

Bajo por donde me indica.

El suelo es pegajoso, y te das cuenta de por qué enseguida, está bañado de sangre. Sobre la silla hay... algo... que en su día debió ser una persona (o un vástago), con su vida, su pasado, sus conocidos, su futuro... parte de sus músulos están al descubierto, al igual que sus huesos rotos surgiendo de su piel de forma natinatural.

- Disculpe, nunca consigo que Petra recoja después de jugar.... - rompe las cuerdas que ataban el cadaver y lo tira al suelo - Siéntese.

- Oiga, si me permite una pregunta, a usted que parece saber de qué va la cosa. ¿Tiene alguna idea de por qué querrían matarme?

Me siento mientras hago la pregunta.

- Los Sabbat no nos caracterizamos por nuestra compasión, ni por nuestra comprensión - dice mientras te ata las manos a la silla - Si no estás con nosotros estás en nuestra contra. Y somos unos enemigo muy cabrones.

- ¿Y no puedo seguir viviendo en el campo alimentándome de lo que cace? No hago daño a nadie, no me meto donde no me llaman... Oiga, si va a subir, salude a los chicos de mi parte.

- No pensaba subir todavía...

- Cuando suba, quiero decir, claro. En fin, no veo muy bien por qué últimamente todos quieren matarme. Pompignan, el ductus, el líder anarquista... ¿Sabe? Nunca he llegado a beber de un humano...

Compruebo la iluminación del lugar y la proximidad y posición del guardia.

//FdI: 1PS a fuerza//

La iluminacion no es muy buena, solo una bombilla colgando del techo. El ductus está entre tú y la entrada, de pie, mirándote y analizándote, con las manos en los bolsillos.

- ¿Nunca has bebido de un humano? - levanta las cejas.

- Bueno, con mi sire vivía en el bosque, sólo había animales. Y además Dorian decía que eso estaba mal. Lo más parecido fue cuando lamía la sangre seca de mi novia del suelo, tras mi abrazo. Bastante patético, en retrospectiva...

- Solucionaremos eso, no se preocupe. De momento, charlaremos un rato. ¿Le parece? - se acuclilla y te ata también las piernas.

- Nooo... No haga eso, tenía pensado sacar las garras, patear a su guarda y salir corriendo con la silla a cuestas...

Lo más gracioso es que es cierto... Es curioso, eso de las fases psicologicas. Negación, miedo, y todo eso. Debo estar en aceptación.

- En fin, charlemos, si lo desea, aunque algo me dice que no hará que mejore mi situación.

- ¿Por qué no? ¿Cree que soy un sádico?

- Sin ánimo de ofender, pero no sólo mi sire me decía eso... Sino que además su compañera quería arrancarme un brazo, el suelo está cubierto de sangre y... bueno, el anterior ocupante de esta silla no creo que esté de su lado, precisamente...