Otra noche más 17/12/09

Está vez mis pesadillas son peores. Oigo más que nunca los reproches de mis compañeros, y yo trato desesperadamente pedirles perdon, pero los despedazan uno a uno... todos dicen "has sido tú, has sido tú..." Veo a un niño llorando, y sé que es el hermano de Kéven. Veo también imagenes de gente sin rostro y sin nombre... que están enfermos. Todos dicen lo mismo "Me podría haber salvado... me podría haber salvado pero me has quitado la oportunidad..." Mi padre me mira con asco, y dibuja mi imagen en uno de esos cuadros suyos que usa para calmar a su Bestia. Y mi persecutor se rie en mi cara, y trato de huir... pero entonces todos me agarran para que me coja y acabe conmigo...

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Cuando despiertas, Arnold está aún revolviéndose entre sus propios demonios, en ese estado lastimo de cada noche antes de despertar.

- No... os lo suplico... no... no... no puedo... no podéis...

Esta vez parece que las palabras son algo diferentes. Sé que lo que voy a hacer es peligroso, pero lo que le dije era en serio. Apoyo con suavidad mi mano en su hombro, y me acerco a su oreja para decirle, con una voz suave y tranquilizadora, casi como una madre que quiere ayudar a su hijo con ternura.

-Chsst... no pasa nada. Si no quieres hacerlo no lo hagas. No te preocupes. Yo estoy aquí contigo.

De pronto se despierta, y te agarra del cuello:

- ¡TENGO QUE MATAROS A TODOS! - grita, luego te mira, con el ceño fruncido, mira el resto de la habitación, situándose, y te suelta.

Se sienta en el borde de la cama, con un codo apoyado en la rodilla y la mana cubriéndole los ojos.

Me siento a su lado, despacio. Parece ser que pasó por un trago parecido al mio... y llegó hasta el final.

-Yo estoy aquí. Y voy a permanecer a tu lado... a menos que no lo quieras.-Digo, tratando por todos los medios trasmitir confianza y seguridad. Alzo una mano hacia él... pero no llega a su destino. Dejo que decida él.

Arnold parece dudar por un momento, luego se levanta bruscamente, vuelca la mesilla de noche y se va a la ducha.

Recojo la mesilla mientras se ducha. También hago la cama: parece que le gustan las cosas ordenadas. Así de paso no me quedo quieta. Después simplemente espero a que termine.

Cuando sale, sigue sin parecer de muy buen humor, pero al menos le calma ver las cosas en orden.

- Acércate - ordena.

Le obedezco, sin retirar la mirada.

Te quita la cadena del cuello.

Luego parece que va a decir algo, pero se mantiene callado, inmóvil frente a ti, con una mirada inescrutable.

Yo también le miro, intentando trasmitir con una mirada que puede confiar en mí, de la misma manera que yo confio en el.

-Yo... si quieres decirme algo...

Te mira sin decir nada, luego se da la vuelta y sube arriba a buscar a Lucía para bajarla contigo.

Me quedo una vez más esperando, algo preocupada. ¿Lo estaré haciendo bien? No quiero forzarle demasiado. No sé cuales son sus verdaderas circunstancias, ni cual fue su pasado. No sé cuanto tiempo lleva así, ni hasta que grado podría llegar a ser capaz de abrirse. Recojo el block, y me quedo mirando su dibujo. Sólo me queda tener paciencia y esperar...

Lucía baja con Arnold.

-Lucía.-Digo, pero no hago ningún movimiento.- ¿cómo estás? ¿qué tal el día?

- Sin problemas - responde.

- Os traeré unos vestidos, os arreglaréis, esta noche hay hermanamiento.

¿un qué?

-Perdona... no estoy muy al corriente de estas cosas. ¿Qué es un hermanamiento?

- Tú procura guardar silencio y no molestar - dice saliendo.

Intercambio una mirada confusa con Lucía. ¿Qué podrá ser? Por favor, que no implique vidas inocentes otra vez... Está vez estoy atada de pies y manos. Si hago cualquier cosa por defender a otro humano, nos matarán a todos.

-Lucía, será mejor que te pongas el vestido que traiga. Se que no te gusta, pero hay que aguantar.-Suspiro.- Y Lucía... me temo que nuestra supervivencia depende de lo calladitas que estemos. Puede... puede que veamos alguna muerte. No hagas nada, ¿vale, Lucía?

Si tengo que elegir entre su vida y la de un desconocido, lo siento por él... pero no puedo salvarlos a todos.

Ella asiente, consciente del peligro en el que se encuentra.

Sonrio, a mi pesar.

-Desde luego, sé que eres la más lista de las dos... Bien, mientras viene, ¿Qué tal si vemos que hacemos con ese pelo? Y no me mires así. Que a fin de cuentas seguimos siendo mujeres...

Me acerco a ella y le deshago la coleta. Tiene un pelo liso precioso... mientras viene Arnold, vamos a ver como lo arreglamos. Como mínimo tenemos que estar decentes. Él ha pedido que nos arreglemos... debe ser importante. Puede que tanto para él... como para los Sabbat.

Arnold regresa con los vestidos, y mira el peinado de Lucía levantando una ceja, pero no dice nada.

-Nos has.. dicho que nos arréglemos, ¿no? Y no sé que hes un hermanamiento, pero parece importante.-Digo algo incómoda ante su reacción.