Otra noche más 17/12/09

- Es muy largo y perturbador de explicar... sólo creeme. No hay forma alguna de que podamos estar juntos, no siendo como eres.

Me apoyo de nuevo en él. No quiero que vea mis ojos...

-¡Mierda! ¡Mierda! Siempre es lo mismo, ¡nunca puedo protejer a los que me importan!

- No tienes a nadie de quien protegerme... más bien deberías proteger a los demás de mí.

-El problema es que no es a los demás a quienes quiero proteger.-pienso un momento.-vale, si me los pones delante dudo que pueda contenerme. Pero Arnold, prometeme que te pondrás en contacto conmigo si necesitas ayuda. Conozco el funcionamiento de la Camarilla, tal vez si te atrapan pueda sacarte de allí. Será tan fácil como llamarme, y en caso de que no quieras decir mi nombre, será tan fácil como preguntar por Carlos, ¿de acuerdo?

-Algo se te ocurrirá, seguro. Y cómo te pase algo y me entere de quién ha sido, deseará no haber probado la vitae en su vida... Espera. Ellos no saben que mi sire está muerto, ¿no? Con lo que son los Toreador, si dijeras ser el único que conoce su paradero, es posible abrir una puerta. No renunciaran a un artista de ese calibre

- Los Ventrue harían bien su trabajo... peor deja de pensar en eso, quizás todo salga bien y simplemente puedas marcharte.

-Tienes razón. Pero que lo sepas... mi refugio es tú refugio, y si necesitas algo, llámame. Esta es... nuestra última noche juntos, ¿verdad?-digo con tristeza.

-Entonces...

Me acerco más a él y le beso... como si fuera la última vez. Si tan solo pudiera hacer algo más... Y entonces pienso en algo que tal vez le ayudara a protegerse. ¿Y si... pudiera enseñarle alguna de mis disciplinas? Me separo de él, aunque me cuesta una barbaridad (sus labios me son muy dulces...), pero es necesario. Tengo que pensar esto bien, y si le estoy besando no puedo en condiciones. ¿Podría hacerlo en el corto tiempo que tengo?

Él se vulve a acercar a ti, cuando te separas, buscando tu boca pero sin forzar el beso.

Me cuesta resistirme a la tentación, pero esto es más importante.

-Arnold, un momento que... vaya, que me distraes. Tal vez si te pueda ayudar. ¿Y si te enseñara alguna disciplina de mi clan? Podría ayudarte a sobrevivir.

- No hay tiempo - responde, aún buscándote.

-Vaya... somos inmortales y el tiempo es nuestro enemigo.-Digo con sorna, correspondiendole.

El pone las manos sobre tu cintura cuando le correspondes, sin extralimitarse.

Paso mis manos por su espalda, suavemente y con cierta timidez.

Arnold siente un escalofrío cuando nota tu contacto, e intensifica un poco el beso, apretándote ligeramente contra sí.

Intensifico yo el mio también y me aprieto más... no quiero alejarme de él en toda la noche.

Él tampoco parece querer separarse, emocionado por la pasión, se adelanta y tu espalda toca con el armario. Es un golpe muy suave, pero él se disculpa.

- Perdona - parece algo nervioso.

-¿Qué pasa?-digo, alzando mi mano a su rostro de forma suave.- ¿a qué viene esa cara?.-¿por qué esos nervios?

- Es que... no... no importa - dice besándote de nuevo.

Le correspondo, pero me separo suavemente, mirándole a los ojos.

-Pero a tí parece importante, y eso me basta.

- No deberíamos hacer esto... yo no... quiero decir, desde que entré al Sabbat... yo he hecho cosas terribles... a mujeres... como tú...

-¿Crees que... me las harás a mí?-Digo levantando una ceja, extrañada.

- No, pero... es sólo que no estoy acostumbrado... temo hacerte algún daño...