Otra noche más 17/12/09

No me amilano. Si estamos condenadas, voy a decir un par de palabritas antes de que me mate. No retiro mis ojos de los suyos, pero tampoco hago nada para quitarmelo de encima.

-Yo sólo veo que todas las noches te retuerces entre pesadillas, y sé de buena tinta que si uno no siente remordimientos cómo me haces creer, no las tiene. Y aunque no lo creas, no necesito usar mis habilidades para ver la tristeza que hay en ti. Dime, Arnold, ¿Quién se está engañando?

Sus ojos brillan de ira por un momento, luego se acerca a ti y te arranca un beso en los labios, un beso duro, violento, agresivo. Después separa tu boca de la suya, manteniéndoos frente con frente, sus ojos están cerrados, y un gruñido sordo de la Bestia le sube por la garganta. Sus manos tiemblan un poco sin dejar de agarrarte, conteniéndose.

No me queda mucho. Puedo verlo. Está luchando con la bestia... pero no sé cuanto lograra mantenerse. Pero quiero seguir creyendo en él. Si digo algo, lo cumplo, sea como sea. Es la primera vez que esto pone en peligro mi vida por haberle dado la confianza a alguien que bien se puede convertir en mi asesino. Esta vez sin dudas. Es mi decisión, no la suya. Le abrazo, y lo hago... desde el corazón.

-Arnold... cuando me ofreciste tu ayuda anteriormente, te dije que yo no había hecho nada para merecerla.-le hablo suavemente, con sinceridad.- Tú me respondiste que dármela era decisión tuya, no mía. Te digo lo mismo. En ningún momento te estoy pidiendo que dejes tu forma de vida. Es en lo que crees. Es tu familia. Tan solo busco que encuentres aunque sea un momento de alivio. Si no me quieres cerca porque es lo que te hace más daño, me iré. Si lo que más te hace bien es mi muerte, la aceptaré. Tú me has enseñado algo que mi padre nunca me quiso mostrar. Incluso una confianza que él nunca me dio. Esta es mi manera de corresponderte. Si me estoy equivocando, lo siento. Pero nunca dudes de mis intenciones. Y que te quede claro, no voy a juzgarte.

Él expira profundamente, aunque no necesite respirar. Dobla los codos y te devuelve el abrazo. Inspira hondo al lado de tu cuello, percibiendo la sangre por debajo de tu piel. Sientes sus colmillos rozando tu piel, y después perforándola, para robarte tu vitae. Bebe despacio, puede que sea un final dulce, después de todo, a penas sientes la urgencia de evitarlo. En un segundo, tu mente recapitula toda tu vida, especialmente los giros más bruscos que ha dado, como en los últimos días, pero enseguida el placer se apodera de tu cuerpo, un placer que va más allá del sexo mortal, le petit mort, lo llaman los franceses; esto es aún mejor.

Comienzas a marearte, pero entonces notas que separa sus colmillos de tu cuello, y lamíendo la herida, rozando el lóbulo de tu oreja, la cierra. No se separa de ti.

-A-Arnold.-Digo suspirando, muy aturdida, tanto por el mordisco, la perdida de sangre, las sensaciones como por todo lo que ha pasado por mi mente en un segundo. No me esperaba este giro de los acontecimientos. Sin embargo, le abrazo aún más fuerte, respirando agitadamente, aunque no lo necesite. Me siento feliz... y algo timida, de repente.

Arnold busca de nuevo tu cuello, esta vez lo besa, con dulzura (¿acaso guarda de veras algo parecido en él?), un par de veces.

- Discúlpame, Berenice... no debí hacer eso... no he sido un caballero...

Tan dulce... ¿como puede ser tan dulce?

-N-no pasa nada... es sólo que ... que yo...-Mierda, si fuera humana estaría colorada hasta la raiz del cabello. Por no mencionar que mi relación con los hombres... teniendo en cuenta que me hice pasar por uno de ellos y mi padre vigiló después demasiado estas cosas... a parte con mis recipientes yo no... respeto la vida humana.. pero... yo solo los veia como alimento... y estaba muy ocupada pintando como para querer perder tiempo...- M-e ha sorprendido un poco, eso es todo. Pero estoy bien así...-caigo de golpe en algo.- Espera, Arnold, ¿esto está bien para tí? Quiero decir... si bebes mi sangre ah, mierda, si lo sabes de sobra... creo que mejor me callo.-termino azorada.

Él se levanta, aunque parece costarle un mundo separarse de ti.

- No pasará nada, por una noche - contesta, ofreciéndote la mano para ayudar a levantarte.

Cojo su mano y dejo que me ayude a levantarme. Lo miro a los ojos, con intensidad... y no puedo evitar pensar en qué pasará mañana.

-Arnold, ¿qué pasa si es la última noche que nos vemos? No quiero....-Me muerdo un poco el labio. Suelto la mano un momento(también me cuesta) y busco... lo encuentro. Abro mi block y arranco con cuidado la hoja de mi retrato de Arnold... y se lo doy.- Toma. Es un regalo. S-si lo quieres...

- Otra buena razón para no dejarte ir - responde, aunque no sabes en qué sentido lo dice -. Gracias.

-De nada. No me las des, de verdad... y lo cierto es que es la primera vez que regalo un dibujo... no sé si de verdad te gustará.-Me acerco a el, otra vez con esa maldita timidez y le abrazo, apoyando mi cabeza en su pecho.- Arnold, ¿qué va a pasar después? Yo no... no tengo la fuerza para hacer lo que haces, pero no quiero abandonarte. Y tu familia... no me aceptará jamás. Yo... no soy Camarilla, pero tampoco Sabbat. No sé muy bien en que lugar me deja eso, pero si sé que quiero hacer.

- A mi lado, serás Sabbat, y esas pesadillas llegarán a ser infernales, y Lucía dejará de ser otra cosa para ti salvo comida... no puedes quedarte. - responde, aún así, abrazándote suavemente.

Me separo lo suficiente para mirarle a los ojos.

-¿Qué propones, entonces? No te voy a abandonar.

- Yo no te necesito - responde -. Tu mascota sí.

-Ese es el problema, Arnold. No es mi mascota. Necesito que entiendas esto. Yo misma le di a elegir si quería permanecer a mi lado, y lo hizo. También necesito que entiendas que yo no veo Sabbats o Camarila, vampiros o humanos, veo gente que actua. Y... me gustaría saber unas cosas de tí, antes de decidir nada. Si no quieres decirmelo, no pasa nada, no me lo tomaré a mal. Pero son una serie de preguntas que necesito responder.

- Hazlas. Luego decidiré si las contesto.

-Sé que pueden ser muy personales... Yo.. ¿Qué... qué sucede en tus pesadillas? Quiero decir... no me gusta nada ver como te retuerces....

- Preferiría no responder a eso - responde, incómodo.

-Sólo... me gustaría saber si hay alguna forma de evitarlas... yo lo paso muy mal en las mias, y sin embargo esta muy claro cuales son peores. Y... ¿por qué decidiste unirte al Sabbat?

- ¿Decidir? - sonríe - Yo renací Sabbat, Berenice, sin decisiones.

-Yo renací Camarilla, Arnold. Y no tengo intención de volver.-respondo con sencillez, y sin acusación alguna.

-No te voy a pedir que lo hagas. Es solo que... me da la sensación de que tus pesadillas están relacionadas con las acciones que tienes que tomar debido a ello. Es solo una suposición, me puedo estar equivocando... ¿Y por qué estás tan apegado a esa ideología?

-Pero... ¿cómo pretende el Sabbat salvar el mundo? Yo... desde que estoy aquí sólo he visto muerte. Es más, cuando me dijiste aquello... tengo la sensación de estar perdiéndome algo, y si tenemos en cuenta a mi sire no me extrañaria....