Una decisión... o ejecución (29/12/09)

Se sienta en su sillón.

- Pues era un amante del arte, aunque no solía acoger mortales, defendía que los vástagos podíamos hacerlo igual o mejor. No tenía mala relación con el Príncipe, si no recuerdo mal. Tuve algún encontronazo con él.

-¿Enserio?-Pregunto, sorprendida.- Perdone... es que mi padre... siempre fue muy pacífico y tranquilo.. o al menos conmigo.

Por otra parte... ahora entiendo lo del Príncipe.

- Bueno, no se llevaba muy bien con Melissa... y por aquel entonces yo vivía con ella en esta casa... Siéntate - no llega a ser una orden, pero tampoco una invitación.

Me siento, como me dice. Bebo un poco, pensativa, antes de decir:

-¿Tenía algún problema con ella, señor?

Cada vez me doy más cuenta de lo poco que conocía a mi padre...

- Que es Lasombra ¿Te parece poco? - sonríe, divertido ante tu inocencia.

-Pero... el señor Miller es lasombra también, ¿no? y es un buen hombre... jamás se me ocurriría...prejuzgarlo de esa manera...-Me muerdo el labio, algo incómoda. Pienso en cómo era yo... y que, sin embargo, me acogió. Me da la sensación de que se traía un jueguecito que no me terminó de comentar ...

- Tú no has sido críada de forma habitual - responde -. Para la mayoría, ese clan es suficiente para exterminarlo.

Agacho la cabeza, un poco avergonzada de mi ignorancia... ¿pero qué le voy a hacer si mi padre me contó lo que quiso?

-Perdone señor, hay muchas cosas que desconozco.

- No te disculpes.

-Es que... me preocupa esta ignorancia mía. El niño al que no le han explicado lo que es el fuego, se quemará: su desconocimiento no será excusa suficiente para cuando meta la mano. La ignorancia.. es tremendamente peligrosa, señor, y no entiendo por qué mi padre no pudo ver eso.-Digo apenada.

- Yo no conocí tan bien a tu padre como para encontrarme en posición de responder a ese interrogante - contesta, meditabundo.

-Sinceramente... no sé si hubo alguien que lo conociera realmente bien, señor. Puede que Juliette... pero ella está muerta.- Parece que estoy destinada a no conocer bien a mis progenitores...

- Puede... nadie conoce a nadie del todo.

Reflexiono esas palabras...

-Tiene razón, señor... pero duele pensar que hubo tantas cosas que no me dijo...

- Yo tampoco le cuento todo a mi chiquillo.

No puedo evitar una pequeña sonrisa, a mi pesar.... Lo cierto es que... yo tampoco le conté todo sobre mi... Bueno, nunca le hablé de mis pesadillas. Incluso a mi anterior familia le oculté cosas...

-Gracias por sus palabras, señor.- Lo cierto es que me siento algo mejor ahora... creo que necesitaba hablar de esto.

- Ha sido un placer charlar contigo.

Llego al salón, mucho más calmado y relajado, pero no por ello más alegre. Entonces veo a Berenice, que está hablando con Antón.

-¿Me he perdido algo?

-Bueno...-la verdad es que esto debe haberlo sorprendido.- simplemente... estabamos hablando, señor Miller.

Señor Miller... me sigue sonando raro.

Acabo suspirando, y me acerco. Tengo que hablar con Antón... Esto no puede seguir así. No puedo mantener la mascarada normalmente si no hago las cosas bien desde el principio. Están las deudas, pero hay que ir por prioridades, y la principal es ganarme la confianza del principado.

-Padre... ¿puedo hablar contigo? No se trata de lo sucedido, ni nada de eso...

- Por supuesto, chiquillo - se levanta y te acompaña hasta el audotorio, donde los ghouls nunca se acercan - ¿Qué puedo hacer por ti?

Tampoco era necesario tener que apartarse de Berenice... pero bueno, tampoco importa mucho.

-He estado pensando... cada uno de los últimos pasos que hemos dado han sido rozando el desastre... y me he dado cuenta de que si tenemos que hacer las cosas, tenemos que hacerlas bien desde el principio.

Me paso la mano por el pelo.

-Lo más importante ahora es arreglar los problemas con el principado, y que sepan lo que soy ahora no cambia las cosas, hay que seguir con el plan. Ellos son la prioridad, y Emile es la clave. Hay que prepararla para su vuelta al mundo de la música humana y para sus actuaciones con los inmortales...

Me paso la lengua fugazmente por los labios.

-Pero no puedo usarla si quien no está preparado soy yo. Y no es únicamente el tema de la relación señor vasallo... necesito ser alguien. Oficialmente, soy un inmigrante indocumentado y paliducho, aunque ahora tenga buen traje. Si tengo que respetar la mascarada, debo preparar antes mi propia máscara mortal.

Entonces le miro.

-Tendré que apañarmelas para conseguir documentación convertirme legalmente en ciudadano parisino, aunque sólo sea a ojos de mortales.

- Tu mayor problema con Emile lo sabes de sobra - hay un asomo de enfado en sus palabras, pero luego se calma - ¿Trajiste alguna fotografía?

-No... y ese es otro problema... si pudieramos reproducir mi rostro de forma que no parezca dibujado, podría servir.

Suspiro.

-Pero documentación falsa no me sirve... no quiero tener que triturar ningún policía porque descubre que mi documentación no existe. Necesito documentación real, que esté introducida en los archivos de la policía.

¿Pero cómo?

-Si tuvieramos como contacto a un infiltrado en una comisaría, sería todo más sencillo.

- Sólo se me ocurren el Príncipe y Pompignan... no creo que sea buena idea.