Decisión 31/12/09

-Ssst. No pasa nada... ya has tenido suficiente por una noche. Sólo intenta descansar...

-... Eso no puedo proporcionarselo... sólo el príncipe puede...

Trago saliva...

-Esta lección... la he aprendido de la peor de las maneras...

Ser temerario e imprudente no es una opción.

-¿Qué haremos con los cadáveres?

El niño comienza a cerra los ojos, y rápidamente se queda dormido.

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- Entregarlos bajo cuerda a Pompignan... el Príncipe no apreciará que hagamos gala de ellos ante el resto de París.

-Tal vez lo aprecie si se lo entrego en la intimidad... Sin hacer gala.

Cualquier cosa por tal de no tratar con él.

-No quiero tratar con Pompignan...

Me quedo ahí... abrazada, como si ese niño fuera lo único que me separa de la delgada línea de la desesperación, esperando a que entre Basile.

- Puede que sea lo mejor... - dice, no muy seguro.

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Basile llega al cabo de un rato con lo que le has pedido.

Cuando entra, dejo al niño con cuidado acostado en la cama. Me levanto y lo primero que hago es coger las vendas, pero...

-Creo que será mejor ponerselas cuando despierte...

-... Dado lo poco que sé de Pompingan... El principe no puede tenerle mucho cariño...

Lo que no lo vuelve fácil.

-¿Cómo contactamos con él?

- Pues creo que ahora mismo ninguno de los dos gozamos de su aprecio... aunque... Berenice sí...

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- Bueno, pero... te arriesgas a que se desangre durante el día.

-¿Sí? Vaya...-Estoy algo distraida...- Pero antes... pasame la sangre, por favor... creo... creo que antes me hicieron bastante polvo...

-... ¿No hay alternativas?... ¿Algún contacto del príncipe?

No... no estaríamos seguros de que fuese seguro del todo.

-No sé... si esto sería... utilizar a Berenice...

Basile te pasa la sangre

- Toma, anda...

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- Se alegrará de sentirse últil.

-Gracias...-Cojo la botella y bebo, dejando que parte de las heridas sanen. Dejo también para el niño... lo necesita. Cuando termino, me dirijo hasta él y le pongo una mano suavemente en el hombro, y lo muevo un poco , para despertarlo.- Despierta pequeño... hora de revisar esas heridas.

-... Eso espero...

Doy otro trago... no consigo que la sangre me sepa como siempre...

-... Tengo un largo camino... delante de mí, para arreglarlo todo... y no sé si llegaré al final.

El niño abre los ojos despacio, casi tranquilo, entonces te ve, y retrocede rápidamente, haciéndose daño. Se lleva una mano a la herida y os mira alternativamente, hasta que los recuerdos regresan a su mente y su rostro vuelve a reflejar la inquietud desorientada de la que está preso. Baja la cabeza.

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- Me encargaré de que llegues. Y más allá. Podrás salvar muchas más vidas, si es lo que quieres.

Cojo las vendas, y me acerco a él, mostrándoselas.

-¿Ves? Sólo quiero curarte esa herida tan fea. ¿Me la enseñas?

Bebo... acabo mi copa... Me levanto despacio. Me siento mejor, pero aun me falta. Me sirvo otra copa.

-... Mañana devolveré la moto a Alan... y las cenizas de Marcus... le diré que los Tzimisze no volverán a molestar su territorio... y cuando vuelva hablaré con Berenice para ver cómo podemos hablar con el príncipe... Tal vez así esta pesadilla se mitige un poco.

Bebo.

El niño mira a Basile, luego a ti de nuevo, y alarga la mano para que le pases las vendas.

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- Tienes todo mi apoyo, chiquillo. Lo sabes ¿no?

Se las paso, mientras digo:

-¿No quieres que te ayude? Te va a costar vendarte tú solo.

Esas palabras...

-Lo sé... padre -el siempre estará ahí, apoyándome. Y los demás también...

Una lágrima escarlata baja por mi mejilla... La imagen de Lucía muriendo... está grabada en mi cabeza... Recojo la gota con mi mano... y luego la miro. Es impresionante lo escandalosa que es la sangre sobre cualquier superficie, como en mi palma.

Cierro la mano.

Tengo que ser fuerte...

El niño niega con la cabeza, y comienza a hacerse un burdo vendaje.

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- Está bien...

En ese momento la puerta de la casa se abre, y aparece Emile. Los ghouls están demasiado ocupados con los muertos y la casa como para recibirla.

Doy un trago, y cuando me doy la vuelta, allí está Emile.

-Emile...

Sólo sé que quiero estar con ella... nunca la he necesitado tanto como ahora...

-Así no... vas a terminar desangrándote.-Mi voz es tranquila. Antes de que termine con todas las vendas y de que pueda protestar, se las pongo de manera que la herida quede bien tapada y no pueda causar que muera durante el día.- ¿Ves? Así mejor.

Él se mantiene en tensión, mirando continuamente a Basile, que le advierte negando con la cabeza.

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Emile va hasta ti y te abraza cocn fuerza.

-Ya está... tranquilo.-vuelvo a revolverle un poco el pelo.- ¿te duele menos?