Decisión 31/12/09

Cuando me abraza, yo también lo hago, cerrando los ojos fuertemente.

Daría lo que fuera por ella.

-Emile... -me tiembla la voz... ella es la única buena noticia que he tenido desde el ataque sabbat...

El niño rechaza tu contacto y vuelve a acurrucarse, negando con la cabeza ante tu pregunta.

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- ¿Estás bien? - pregunta preocupada.

Bajo la mano, despacio.

-Basile... perdona que te haga tantas peticiones... ¿puedes esperar fuera? Deja la botella aquí, por favor.

-Sí... estoy bien... -digo, sin soltarla, no quiero alejarme de ella jamás... Trago saliva-... Sólo necesito... un momento...

Mis lágrimas tratan de aflorar otra vez, pero no me lo permito. Sigo con los ojos cerrados, sintiendo su calor...

-... Sólo un momento...

- Ten mucho cuidado - dice antes de salir.

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- Los que necesites...

¿Cuidado? ¿Por qué? ¿Qué podría hacer, matarme?

-Puede que de un poco de miedo. Pero no es mala gente.-Voy hacia la botella, la cojo y se la acerco.- Esto te ayudará más que las vendas.

Me separo a duras penas de su abrazo, y la miro. No me imagino por lo que habrá pasado estos días... Pero tengo que recordar lo que ha pasado.

-... ¿Estás bien?

- Te he echado mucho de menos - dice acariciando tu cara - Pero estoy bien.

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El niño coge la sangre y bebe, aunque pone cara de asco un poco mientras la bebe.

-Lo siento... pero aquí no vemos a los humanos como si fueran simples bolsas de zumo.

... Con sólo tocarme me debilita... Estoy hecho polvo...

-... Necesito... descansar...

El niño te devuelve la botella, vacía. Parece más despierto ahora, pero sigue sin hablar.

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- Te llevaré al cuarto... vamos...

Miro a Antón...

-... Mañana por la noche estaré bien, padre... Buenas noches -digo, con cansancio.

Dejo que Emile me ayude a volver al cuarto... estoy mejor, pero necesito descansar.

Cojo la botella y la dejo encima de la mesa. Me vuelvo a sentar en la cama... pero no tan cerca de él.

-¿Me tienes miedo?

Antón os despide y Emile te acompaña al cuarto y te acuesta, para luego tumbarse a tu lado.

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El niño niega con la cabeza efusivamente, pero no te hace falta usar auspex para saber que miente.

La miro... Echo de menos la sensación de estar junto a ella... y su sangre puede ayudarme a sanar mejor.

-Emile... necesito...

-¿Por qué niegas? ¿Intentas engañarme a mi o a ti? ¿O tal vez es que te enseñaron que eso era lo que debías hacer?

El niño se mantiene en silencio, con los labios apretados.

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Emile se descubre el cuello, apartando el pelo.

Muerdo, bebiendo despacio, dejando que disfrute del Beso. Cuando noto que es suficiente para los dos, me detengo, y separo los labios de su cuello.

Suspiro, y me tumbo en el lado de la cama que no está él, con las manos apoyadas debajo que la cabeza.

-Como sea, no tienes por qué tenerlo. Voy a mantener mi palabra.

El niño no dice nada, pero se recuesta un poco, alejado de ti.

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Ella te acaricia el pelo, y te besa. Luego te abraza fuerte.

- Ha sido demasiado tiempo sin verte...

Me siento mejor... creo que mañana estaré bien. La beso en la frente, y dejo que apoye su cabeza en mi regazo.

-... Necesito dormir... duerme conmigo...

-Antes de que te duermas, quiero que sepas... si esto fuera un asunto de sectas, tú ya estarías muerto. Pero para mí no lo es. Lo que estoy haciendo... No lo hago como Camarilla.-Miro el techo, perdida, buscando en él... sin encontrar nada.