Nueva vida 3/1/10

Me sirvo una copa, moverme deprisa tiene su coste.

-... No nos iría mal a todos un par de días sin disgustos -digo, sonriendo un poco.

Doy un trago.

-... Me pregunto cómo estará Berenice.

-No... si además te ha dejado gilipollas. Lo que he dicho sobre tu hija. Sobre lo último que te he dicho. No te estoy hablando de sectas.

- Quizás demasiado agusto con el Príncipe - sonríe, con picardía.

---------------------------------------------------------------------------------

- Mi hija está muerta. Yo la maté. No hay nada de ella en mí.

-Primero: no la mataste, te obligaron a ello, y uno sólo es responsable de los actos que comete por voluntad propia. Segundo: si no hubiera absolutamente nada de tu hija en ti, me habrías matado.

No responde, sólo te mira, con esos ojos vacíos de todo.

-No lo creo -digo, pensándolo un poco-... Aunque no sé... tal vez le viniese bien...

Mierda...

-Me siento encerrado... no en el sentido literal... si no más bien en el de que... el príncipe ni siquiera se ha inmutado con las muertes de los sabbat al parecer...

*¿Y qué esperabas, Jacky? Odia a los Lasombra... como mucho la tolerancia de siempre, y te das con un canto en los dientes.*

Esto me tiene hasta las narices... Noto como los colmillos se despliegan tras mis labios. Lo observo ahí, tumbado, a mi merced... definitivamente, no es el Arnold que conozco. Jodido Pompignam... gracias por ponerme las cosas aún más complicadas. Sin embargo... noto la Bestia... aunque de una manera algo... distinta. Verlo así... recuerdo aquella noche... es como si un impulso, un instinto mucho más fuerte que mi razón. Me inclino, oliendo su cuello, su sangre... ese instinto me dice "es mio. Es mio, nadie tiene dereco a tocarlo... nadie..." bulle la ira contra Pompignam, y las ganas de... con la otra mano, acaricio su pecho... aún no le muerdo... aunque no sé por qué, es como si mi instinto tuviera el control...

- No lo sé, desde luego no iba a venir a darte unas palmaditas en la espalda... supogno que habrá que esperar a que tengas algún problema para ver si nuestras acciones han tenido algún efecto. Quizás para eso nos convenga que Berenice esté cerca de él.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------

Arnold permanece inmóvil... lo cual es frustrante... y a un tiempo excitante, saber que tienes el control absoluto, que es completamente sumiso a ti. Haría cualquier cosa que le dijeses, cualquiera.

Una parte de mi se excita, al saberlo a mi merced, una parte que se regodea junto a la bestia. Sin emabargo, el recuerdo de esa noche... la cosa no fue así. Esto no está bien. Cuando me doy cuenta de eso, retrocedo repentinamente, pegandome un buen golpe contra el techo del coche. Me llevo rápidamente las manos a la zona dolorida... joder...

-Vistete en condiciones y sal del coche- Mierda... ¿se puede saber que me ha pasado? Observo si hay alguna reacción en Arnold... pero lo dudo.

Arnold sólo obedece.

-No te falta razón -admito desde el principio.

Doy un trago.

-¿Qué hay que hacer en esta ciudad para ser un vampiro por derecho?... dudo que ahora mismo se me llegue a considerar un novato siquiera antes de la "transformación" en neonato.

Observo como sale del coche. Me froto la zona dolorida... joder, voy a tener que luchar con la Bestia aunque solo sea por mi propia integridad física. Además, ¿qué coño ha sido eso? Nunca he sido una persona posesiva... Y por un momento he sentido deseos de cargarme a ese maldito Ventrue y tirarme a este sin siquiera saber su consentimiento... que, bueno, hará cualquier cosa que le diga. Dios... me siento fatal. Estas cosas no vienen bien para la conciencia. Cuando ya estoy algo mejor y con la dignidad recuperada (si quitamos la que ha salido corriendo fuera del garaje), salgo del coche.

-Sígueme.

Le llevo de nuevo a las celdas.

Él no te mira con recelo, ni te juzga, sólo te obedece, cabizbajo, sumiso.

---------------------------------------------------------------------

- No estés tan seguro... El Príncipe no suele intervenir, pero cuando lo hace lleva sus propias cuentas.

-Entonces no seré vástago reconocido jamás -digo, suspirando.

Le ordeno que se meta en una de las celdas. Cuando lo hace, me aseguro de que esta esté bien cerrada antes de subir, sin decir una palabra. Me dirijo directamente al salón. Después de lo que ha pasado, tengo que hablar con Antón sobre lo del príncipe... y de paso, si aún me quiere arrancar la nuez que lo haga. Tal vez un poco de tortura física logre aliviarme interiormente. Y si me mata, mejor que mejor. Esto de tratar de ser la "buena" y tratar de hacer lo "correcto" es jodidamente frustrante.

En ese momento, llega Bewrenice, viendo charlar a Curtis con Antón. Al último le cambia la cara al verla, y sus puños se cierran.

Sólo hay un motivo ahora mismo por el que Antón reaccionaría así.

Y ver a Berenice me lo confirma.

-... Joder...

Yo también me alegro de verte Curtis...

-Buenas noches, señor. Disculpen mi intromisión, pero tengo algo importante que decirles.

- Señor ¿eh? Primero te hospedas bajo mi techo, luego cuestionas mi autoridad, y ahos soy "señor" - dice con sorna... una sorna que oculta ire.

-Así es... pero no se preocupe, Pompignam se ha ocupado de él mientras estaba en el Eliseo. Está incluso más suave que antes.

- ¿Es posible? Ese perro Sabbat a penas se movía si no se lo ordenaban, a no ser para temblar. - dice Antón con cierta crueldad.

Perro sabbat...

-Berenice... Sabes que con él y con ese niño, todos corremos peligro. ¿Quien te dice que Arnold o el crío no son inmunes al vínculo igual que ronald?

-Pues le aseguro que ahora, para que tiemble, hay que ordenarselo.-Me dirijo a Curtis.- Arnold está bien atado en corto, no es un vínculo lo que le mantiene atado, señor Miller. Es el miedo, y además, su mente solo es capaz de albergar pensamientos que esten relacionados con obedecer las órdenes de su amo. Además, mientras reciba el trato que se merece, no es un peligro. En cuanto al niño, enseguida nos vamos a poner para que deje de serlo. Sin embargo eso no era lo importante que quería decir.

-... ¿Y qué tienes que decir? -digo, en voz baja.