Momentos de fe (8/01/10)

"Mira qué cariñoso... como si no estuvieras así por él"

"Cállate. No es SU culpa. No lo es. No soy el tipo de persona que echa la culpa a otros por su decisiones. No lo soy. He sido YO la que se ha equivocado, no él."

Me levanto, con algo de dificultad. ¿Qué está pasando? No puede ser que ella... no, no puede ser.

Dios... ¿Pero qué ha hecho?

Quiero hablar, pero no tengo palabras que decir... ¿cómo puede parar una mosca a un elefante?

Antón aprieta un poco los hombros de Miller... no quiere que diga o haga nada, no quiere que empeore su situación.

El Príncipe, por su parte, se queda mirando en silencio a Berenice, como tantas veces lo hizo la noche pasada.

Yo me quedo ahí, quieta, con la mirada clavada en el suelo, con los ojos bastante abiertos, con una expresión de duda, confusión, desesperación y miedo. No entiendo que ha sido eso de antes... no sé que hacer para arreglar esto... si no hubiera estado aquí...

"Y dale con la copla..."

"¡CALLA!"

Quedo a segundo plano, sin saber qué decir... los ojos de Berenice...

El Príncipe la mira unos segundos más, luego mira a otro lado y ordena:

- Miller, cárgalo a mi coche.

Sigo en la misma posición, paralizada. Demasiadas emociones... no sé que hacer, no puedo hacer nada, y encima... ¿tengo una voz en la cabeza? Qué me está pasando...

Cierro los ojos... obedezco... He estado una vez más al borde del precipicio...

Cojo al niño en brazos, despacio, y entonces miro a Antón...

-... Volveré... cuide de todo hasta que vuelva, mi señor...

Empiezo a caminar, despacio, con el niño en brazos... me detengo unos segundos mirando a Berenice.

Debemos volver los dos.

Sigo caminando... Hablo, aunque sepa que el niño no me escuchaba.

-... Sé fuerte, Elliot... sé fuerte...

Antón asiente a Miller y luego se acerca un poco a Berenice. Sin decir nada, ve salir a su chiquillo, seguido del Príncipe. Fuera, los ghouls abren las puertas del coche.

Puede que las próximas horas a partir de la llegada al Eliseo sean de un dolor inimaginable... y lo soportaré...

Dejo al niño en el coche, y me siento donde me diga el Príncipe.

*Te quiero Emile...*

"Mira como se va... y con dos miembros de tu recién adquirida familia. Qué poquito ha durado esta vez. Creo que incluso ha batido el record de papi y mami... ¿no te parece? A, que fácil es hacer daño... ¿verdad? Pero bueno, ¿qué le iba a importar a él? El no tiene nada que perder... al menos no nada que le haga tanto daño como el que él te ha hecho a ti, ¿no te parece?"

"¡Déjame en paz!"

"Duele... duele tanto, pequeña... puedo sentirlo... desde siempre he podido sentirlo. Pero puedo quitártelo. Todo ese dolor, toda esa pena... se puede ir... sólo tienes que dejar que te lo quite"

"¡No! ¡Déjame en paz, DÉJAME EN PAZ!"

Me llevo las manos a la cabeza, temblando, cerrando los ojos con fuerza. Siento como si algo se hubiera terminado de romper definitivamente en mi y me está atacando. No sé qué pasa, no sé quién es ella, pero no la dejaré... qué pare ya....

- No pierdas la cabeza, Berenice, el niño aún está vivo, y Curtis también te necesita.

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Entrais a la parte de atrás, el Príncipe está al otro lado de la limosina, mirandote a ti y al niño desmayado.

Mantengo mi cabeza baja. Ahí no soy nada, ni tengo derecho a nada.

*¿... Tan horrible fue el pecado de tener piedad?*

Debo ser fuerte por todos...

"Qué triste consuelo..."

"¡QUÉ TE CALLES DE UNA JODIDA VEZ!"

Sacudo la cabeza con fuerza, tratando de alejar a esa tía de mi. Tengo que aguantar... pero es la primera vez que me pasa algo así, esto no me lo esperaba. ¿Quién es ella? Abro los ojos y miro a Antón un momento antes de apartar la vista, avergonzada. Su chiquillo...

-Lo siento....-murmuro.

"Agh, por favor, siempre pidiendo perdón..."

- Ya me las pagarás... cuando estemos todos juntos otra vez - dice Antón, envolviéndote en un cálido abrazo, sin poder dejar de mirar la puerta.

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- Espero que estés preparado, Lasombra, las cosas no serán como en casa de Carlo, que parecía tenerte como a su propio chiquillo.

Eso ya lo había deducido... maldita sea... el karma todavía tiene mucho que darme para que la deuda se restaure.

-... No lo parecía, señor...

Es curioso... lo importante que se ha vuelto Antón para mí... Sigo hablando en voz baja.

-... Ha sido mejor Sire que cualquiera de mi propia sangre.

-¿Qué puedo hacer? ¿qué puedo hacer? Al final matarán a Elliot igualmente y se han llevado a Curtis... y también quiere castigarlo a usted.-No me atrevo a moverme. No me atrevo.- Me da igual lo que vaya a hacer el Príncipe conmigo... me da igual. Me lo merezco... no sabía que Pompignam estaba en la mente de Arnold... ni siquiera sabía que se podía hacer algo así. Sois mi familia y yo... y yo... -cayo, incapaz de continuar.

- Eso no lo pongo en duda - dice con todo el desprecio que es capaz de emanar... aunque al menos no vuelve a derrumbarte como en la casa.

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- Has hecho lo que has podido, y lo mejor que has podido... ya te he dicho que te reclamaré cuentas cuando todos estemos bien... a salvo de nuevo... - se separa de ti - Ven, tomemos algo y repongámonos.

Miro el anillo en mi dedo... mis dedos lo acarician. Conseguí que la maldición familiar se apartase de Antón... no sería devorado por la bestia como sus predecesores.

Por mi cabeza pasan esos recuerdos, los veo a través del cristal rojo del anillo... los duros, que poco a poco fueron cambiando hasta los más calmados... y luego unos que ya podían llamarse como buenos, incluso dignos de recordarse.

Ya lo hecho de menos.

Miro entonces al niño inconsciente de mi lado... es injusto que acabase así... tengo que devolverselo vivo a Berenice, se lo debo...

Vuelvo a mirar al inmortal de increible y ancestral poder que tengo ante mí... tal vez el vampiro más viejo con el que me vaya a topar jamás. Profesa un gran odio hacia los de mi clase... ignoro por qué. Ojala pudiera darle a entender a este Titán que no soy como ellos.

-Puedo demostrarle... con el tiempo... que no soy como los Lasombra que usted desprecia, señor...

"¿Reclamar? ¿Acaso tú le reclamaste algo cuando murió Lucía? Te recuerdo que estabáis bajo su protección y él no cumplió. Además, habías "recuperado" (no sé como admitiste que te la quitara) el derecho a tenerla a tu lado cuando pasó. Encima intentaste aliviar al pobre Curtis cuando con su chulería no fue capaz de mirar antes de disparar. A su chiquillo. Sí, es importante para él... pero, ¿y Lucía? ¿Tenía menos derecho que él? Ella era el bien más preciado que teniamos, ¿o no? y tenía más valor que muchos con los que nos hemos cruzado. Era la piedra angular de nuestra existencia, nuestra verdadera vida, lo único que había merecido la pena de una vida llena de miserias y sangre. A saber lo que la estuvo haciendo antes de que pasara lo del Sabbat... ¿recuerdas el día en que la volvimos a ver? Pues... imaginate algo como eso... pero peor. Ah, pobre Lucía..."

La imagen pasa involuntariamente por mi mente. No me he movido ni un milímetro, pero noto como los colmillos se deslizan con peligrosa suavidad. Por suerte tengo la boca cerrada. Los retraigo con toda la fuerza de voluntad que tengo.

"Eso me lo busqué yo. Si Lucía acabó así, fue culpa mía."

"Sí, cierto, por querer ayudarle a él y a su chiquillo. Por mostrar lealtad. Admitelo, cuando llamaste y Curtis te dijo eso, pensaste que Antón estaba muerto. ¿Cómo si no no había salvado a su chiquillo? O tal vez estaba en unas condiciones penosas... Aunque la verdad, Antón es un auténtico gilipollas... Podía haber tenido tu lealtad inquebrantable para toda la eternidad, y simplemente había tenido que cuidar a un ghoul, que digo cuidar, ni siquiera eso, haberla tenido en unas condiciones aceptables. Una ghoul, que por cierto, no iba a dar ninguna clase de problema solo por que tú estuvieras bien. Perdió una oportunidad buensima, todo hay que decirlo... Además, sabes de sobra que podía haberte castigado de mil formas distintas. Seguro que imaginación no le falta, pero no, tenía que hacer pagar a alguien que le había obedecido en todo momento por el fallo de otra persona... ya te digo, el summun de la justicia. Ah, y que no se me olvide... le ofreciste la casa de tu padre y salvaste su vida y la de su amado chiquillo ofreciendo la del hombre al que amas. Has tardado cincuenta años en encontrarle, y mira como desprecian ese sacrificio. Uno de tantos..."

"Callate. No quiero escucharte y yo no soy así. Y tu actitud no me ayuda nada"

-Sí señor.-No me he movido ni un ápice del sitio. No me puedo creer que haya semejante torbellino en mi cabeza.

- Berenice... ¿Estás bien? - pregunta preocupado - ¿Qué pasa?

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- Asustado. Normal, pero no es a mí a quien tienes que convencer de lo diferente que eres de tus hermanos del Sabbat.

-Yo...-"¿En serio vas a decirselo? Este hombre no te va a entender. Es otro señorito que nunca se ha fijado en lo que hay debajo. Recuerda... recuerda como te miraba aquella gente... que suerte, ellos habían nacido en unas condiciones normales, ya por eso podían mirarte así... si es que te miraban. ¿Vas a fiarte de él? Sólo le interesan Claire y su chiquillo, no tú".-... e-es que estoy asustada... y n-no sé que hacer para arreglar todo esto...

- No ha sido culpa tuya Berenice... ese maldito de Pom... - se calla - Vamos, chiquilla, bebe algo... te sentirás mejor.

-Y-yo... n-necesito sentarme...-digo llendo hacia el salón.

"no hija, lo que necesitas es un cambio de actitud..."

Él te ayuda a avanzar y sentarte, mirándote con preocupación. Luego te sirve una copa y te la da.