Bajo el Yugo del diablo (8/01/10)

El niño ha caido inconsciente al primer golpe, sólo parece un muñeco de trapo sanguinoliento en tus manos.

Los guardas continúan durante un par de minutos.

- Creo que es suficiente - dice Pompignan.

Los guardas paran y salen de la celda.

- No sabía que querías llevarle tan pronto de vuelta a la cámara... pero si es tu deseo...

-... Es suficiente... por favor... -logro articular.

No hay sitio para el orgullo ahora.

-... No lo volveré a hacer...

- Ah, pero... ya lo has hecho.

- ¿Qué ha hecho? - pregunta el Príncipe, llegando.

- Señor - la voz de Pompignan suena asombrada - ¿Qué hacéis aquí?

- Me parece que aún puedo ir donde guste en este país, Emmanuel.

- Lo siento, señor, por supuesto, no quería decir eso.

Mi cuerpo tiembla de dolor... apenas me puedo mover. Seguramente tendré más de un hueso roto. No hablo... escupo sangre al suelo.

¿Qué puedo hacer?

¿Por qué siempre fallo?

- ¿Y bien? ¿Qué ha hecho?

- Ha intentado.. importunaros... de seguro su vanal llamado es lo que le ha traido aquí, señor, pero no os preocupeis, está controlado.

- Ya veo - te mira fijamente, luego echa una ojeada al niño, pero en seguida lo deja, con asco y repulsión, vovliendo a ti - ¿Y bien? ¿Qué querías?

Con suma dificultad... logro ponerme a cuatro patas... mis brazos tiemblan bajo mi peso.

-... Supliqué... rogé... -mi voz temblorosa, más por el sufrimiento emocional que por el físico. Todavía caen lágrimas de mis ojos-... ¿Qué pecado tan horrible he cometido... para que se me obligase a hacerle eso a un niño?

- Yo no me implico en los métodos de Pompignan, igual que espero que él no se involucre demasiado en la política. No es de mi incumbencia, pero te recuerdo que no es un niño, es un Sabbat.

Elevo la vista. Mis ojos enrojecidos, y a la vez vertiendo lagrimas de sangre. Un hilo también corre por mi frente. Tal vez una brecha.

-... No... no es un sabbat... y desde luego ya no es un niño... no después de esto.

Aprieto los dientes.

-Se podría haber salvado... Ya no será como antes nunca más.

Intento levantarme, pero no puedo.

-Y este es el peor estigma que podían haberme dado... Y está claro que no iba a permitirse que volviese con vida...

Le miro a los ojos.

*Tendré que volver... y decirle a los ojos que ya no volverá*

- Eso aún no está decidido, y es asunto que sí me compete, si no quiero delegarlo, que es precisamente lo que hice, dejar que Pompignan decidiera si podía tener salvación. No me ha dado aún ningún informe, así que no puedo decirte si saldrá vivo o no, pero efectivamente, espero que no vuelva a ser lo mismo de antes nunca más, de una forma o de otra. Y Emmanuel es único para conseguir eso. No le quito autoridad. Ahora, si me disculpas, se va haciendo tarde - se vuelve hacia Pompignan - Es suficiente por hoy.

Me agarro a los barrotes, y veo como se va... ¿Acaso no hay un vampiro en este maldito eliseo que tenga alma?

Me derrumbo de nuevo.

- Bien... seguiremos mañana, por concesión del Príncipe - dice Pompignan antes de irse.

//FdI: Nada más hasta nuevo día//