Pequeño Paul - 10:00 - 18/11/09

- ¡Eh! tampoco hay que faltar...- comento despreocupado - bien, ahora que parece que no hay camarillas - digo mirando a los dos que volvian, esperando que asi fuera. - Es conocido que vosotros frecuentais esta zona y venia a buscaros... - refiriendome claramente a su bando. Me permito pausar un momento, observando sus caras y gestos. -... creo que en este punto ya suponeis lo facil que era deducir que o erais vosotros... o ellos...-

- Pues espero estar a tiempo de negociarlo... - Si vengo a buscarlos porque antes no habia tratado con ellos... ¿Quien me lo va a dar?... Omito mis pensamientos, quiero salir de una pieza. Es mas, intento contestar lo mas breve posible y solo a lo que me pregunta, no quiero darle mas opciones de mal interpretar mis palabras de las que tengo obligacion.

- ¿Y por qué no le cosemos a ostias y santas pascuas?

- Porque no somos animales, joder.

Turno la mirada, dedicandosela al que habla en cada momento. Me muestro tranquilo pese a que no se que pensaran hacer conmigo. El que parece mandar en la situacion es bastante sensato y casi puedo decir que esta salvandome de una paliza. Y yo, para no hacerme merecedor de ella, me mantengo en silencio.

- Solo soy yo quien os busca, soy nuevo en la ciudad y me preguntaba cual seria vuestra situacion aqui en Paris. Ademas, ya que me he instalado en vuestra zona he creido conveniente comunicarlo, o negociarlo si hace falta, en cuanto me entere de ello- respondi una a una sus preguntas.

Finalmente, el líder te suelta.

- ¿Y qué? ¿Vienes a pedir permiso?

- No se exactamente como llevareis el tema aqui, pero bueno... sea como sea, es tarde para pedir permiso.- me rasco la cabeza - Asique vengo a comunicaroslo... o a negociar el poder mantener mi refugio aqui-

No creo que tengan demasiado problema si queda claro que no soy camarilla, estos tipos no son de lo que se dan por ofendidos por faltas de este tipo. Si no te quieren en su terreno, te parten el cuello, y si te quieren, bienvenido seas. Sin politiqueos de corte, sin -ahora me debes un favor por faltar a mi honor- o al menos eso esperaba...

- Así que no eres Camarilla ¿Verdad? Bien, espero no enterarme de lo contrario.

- Más te vale, porque estás en nuestro territorio - añade otro.

- Pero nosotros no somos como ellos, si quieres quedarte quédate, pero no nos des problemas.

Yo lo que esperaba es que no me tacharan de camarilla solo por verme entre ellos en el futuro... creo que dentro de poco ellos seran los que vendran a darme problemas a mi, y tendre que dar explicaciones. Me planteo darlas ahora.

- No espero hacerlo. Por cierto, un placer- y ofrezco mi mano para quien quiera darmela, repitiendo mi nombre a los que no lo conocen si me la estrechan.

El cabecilla duda, mientras que los otros dos pasan olímpicamente, pero finalmente te da la mano, aunque no dice su nombre.

- Anda, lárgate

- Si, sera lo mejor. No son las circunstancias apropiadas para continuar la charla. Nos vemos - Un leve movimiento con el brazo y me alejo.

Con esas ganas que tenian por despacharme no podia ponerme a explicarles nada, y no me gustaba. Cuando se corriera la voz de mi presencia aqui y alguno supiera de mi visita al Louvre de forma habitual, cuando empezara a serlo, vendrian de forma poco amistosa... Probablemente me golpeen varias veces antes de preguntar, tendre que correr ese riesgo, con suerte me los encontrare antes de que eso suceda y pueda comentarles que estamos del mismo lado.

Busco un bar por la zona, necesitaba un trago.

Hay muchos bares, ninguno que te satisfaga del todo por el ambiente, pero servirán, al finn y al cabo.

Entro en el primero que encuentro, discreto. Estudio a la clientela, la musica y la disposicion del local. Debia moverme con la misma facilidad en todos los entornos, por lo que, aunque no me gustara aquel lugar, mostraba una total comodidad y seguridad.

El local es relativamente pequeño, aunque decorado con gusto, de fondo se escucha música no muy alta, pero ya no queda mucho para que los locales cierren. Al menos como ese, aunque en la acera e enfrente hay un nada aconsejable bareto con calaveras pintadas con spray en las puertas. No tiene ventanas y sí un gorila fuera, guardando la puerta.

Entro y me dirijo a la barra, pero el camarero se me aproxima para comentarme que van a cerrar, que ya no sirven mas. Miro ligeramente el interior y abandono aquel local.

Una vez en la calle creo que el bar que mas va a durar abierto es el del otro lado de la acera, y la cruzo. Tenia toda la pinta de ser un local de anarquistas, moteros con malas pulgas, etc... pero ellos tambien tienen que tener mujeres, sonrio para mi mismo. Solo espero que con el aspecto informal que escogi para hoy no me vean tan distante a ellos y no se pongan hostiles desde un comienzo, si me dejan hablar es posible que me dejen disfrutar de su musica por un rato.

- Hola tio, ¿se necesita algo para poder entrar?- saludo y pregunto amistoso al segurata que guarda celoso la puerta. Pues veia como me miraba y de seguro pretendia cerrarme el paso.

El gorila te mira de arriba a abajo, y luego se echa a un lado, con un gruñido. No parece demasiado apasionado del trabajo, y le da igual si entras o no.

- Ey tio, alegra esa cara coño. Luego si quieres te invito a una copa - Era inevitable para mi intentar caerle bien a todos los que me topaba, cualquiera podia ser util en el futuro y no es bueno que ellos te recuerden por haberle tratado mal aquella vez de la que tu ni siquiera te acuerdas.

Entro al bar y hago un breve estudio de su interior, como habia hecho minutos antes en el de enfrente.

Este local es muy distinto del anterior. Los licores prohibidos no se ocultan, si no que más bien se anuncian con orgullo. Varias personas toman drogas en su interior. La música es dura, hard rock, punk, speed metal... combinaciones que complazcan a la variada clientela.

Un lugar perfecto y yo habia cogido algo de mercancia antes de salir del refugio. La musica no estaba mal, alguna cancion era demasiado estridente... pero puede pasar. Me acerco a la barra y pido una cerveza. La espero observando los distintos clientes del bar, buscando alguna mujer interesante.

Mientras te ponen un botellín (sin vaso) puedes ver a varias mujeres. En la barra hay un par acompañando a sus chicos, con ropas negras, de cuero, atrevidas. En una de las mesas una mujer con pantalones y chaqueta vaqueros, llena de pins y parches, está jugando a las cartas con un hombre que, según te parece, se deja ganar deliberadamente. Una prostituta (o sospechas que los es) habla con unos posibles clientes, que la rechazan, y una mujer robusta bebe sóla y tranquila, disfrutando de la música.

Agarro la cerveza, tras pagarla, y me dirijo a la mesa donde juegan a las cartas. Intentando librarme de ser la siguiente victima de la prostituta.

- ¿Puedo jugar?- pregunto mirando a ambos

Ellos te miran y el hombre se levanta, pero la mujer le frena:

- No seas gilipollas, Freddy... Sí, siéntate ¿Un Poquer descubierto?

No me queda claro si la intencion de aquel tipo era espantarme o directamente evitarme, yendose de la mesa. Pero que mas da, ella me da su aprobacion y él no se niega, que es lo importante. Espero a que Freddy se siente de nuevo o a que se vaya, y me acomodo.

- Vale -