Hora de moverse (21/01/10)

- A veces... un susto así puede causar... problemas...

Desconozco los detalles del embarazo.

-... Déjame acercarme... A ver si noto algo raro.

Me acerco a ella despacio. Toco su vientre si me deja.

Se ehca para atrás antes de que tu garra la toque.

- No, por favor...

La miro... y retiro la mano, y niego con la cabeza, mirando a otro lado.

-... Los humanos sois idiotas... siempre pensando con los ojos... Por eso prefiero a los animales, no son tan ridículos.

La miro.

-Creo que dejé claro que no te haría daño.

- Co-comprendelo... eres un lobo... y yo una oveja - dice llevando la analogía al mundo animal que has mencionado.

-¿Los lobos hacen pactos con las ovejas o se las comen? -digo, caminando hacia el sofá... y me siento despacio.

-... Tus palabras dicen no, pero tus ojos y tus temblores me dicen otra cosa. Sigues viendome como un monstruo.

- No... es facil... dame... tiempo - pide.

... Tiene razón.

-.... Supongo que estoy arisco por mi hija... Perdona, olvidémoslo...

Observo la decoración de la casa.

-... Creo que deberías comer algo. El alcohol es malo para tu bebé, creo.

Asiente, y va hacia la cocina.

- Tengo una... despensa de vinos... si la vaciamos... tal vez te sirviera.

Una despensa.......... Bien, supongo que es algo.

-... Me parece bien.

Me levanto... y paseo por la estancia, curioseando entre sus cosas.

-No necesitas hacer comida para mí. Yo no como.

- Comerás... ¿de mí?

-... No puedo beber mucho de tí, por tu niño. Una pequeña cantidad tal vez, dia si dia no. Saldré a beber fuera.

Me lo planteo... ¿y si llamase a alguien para que beba de él aquí? No, no sería práctico, y llamaría la atención sobre Esther.

-Siempre puedo darte de la mía para fortalecerte de nuevo.

- Está bien... esta es la despensa - te la muestra, es suficiente para cobijarte, aunque algo estrecha.

Miro el hueco. Al menos sigue sin ser una cueva, y no hay humedad.

-No está mal... -digo, y luego miro al murcielago en mi hombro-. ¿Tú que opinas Nibbles?

*No me gusta, está cerrado, no hay viento*

Quizá tenga razón, con respecto a él en vez de a mí.

"Vaya... Tendrás que encontrar otro escondrijo como ayer amigo. Pero tranquilo. Mañana estaré curado y podremos encontrar un buen lugar para ambos."

La miro.

-... Por cierto, te presento a Nibbles. Es mi pequeño compañero. Muy sociable y despierto.

-¿...es... como... tú?

-Es un murcielago de campo corriente, come insectos -digo alzando una ceja. Espero que no se meta con él.

Acaricio un poco a Nibbles.

-Hablar con los animales es sólo una de las muchas cosas que puedo hacer.

- Oh... de acuerdo... saludale de mi parte...

"Ella te saluda."

La miro.

-... Ahora tendrás un tiempo para descansar y reordenar tus ideas hasta el anochecer... Si soy un lobo y tu una oveja, piensa que puedo defenderte de otros carroñeros más pequeños... O incluso hacerte a tí más fuerte, para bien de tu bebé.

Asiente.

- Lo... meditaré...

La miro. Está aterrorizada, pero no es culpa suya. Será mejor que deje de intentar convencerla.

-... Intenta cenar y descansa... -entonces me paso una mano por la cabeza. Aún me noto un poco raro-... Y no bebas más... es malo para tu hijo y yo necesito pensar con claridad...

"Nibbles, el amanecer no puede estar lejos. Busca un buen refugio y descansa también. Mañana encontraremos uno al gusto de los dos. Alto, oscuro, abierto y con viento."

Me paso una mano por el pelo.

-... Me llamo William...

*Vale* Nibbles se va.

- De acuerdo... - dice sin saber qué responder.

-... Descansa... -repito, antes de cerrar la puerta.

-No la abras hasta que se ponga el sol.

Te quedas encerrado, sólo, y pronto te invada el sueño.