La Gran Noche (?) (16- 12- 2009)

Petra da un paso al frente.

- ¿Crees que nos importa tu muerte? No porqué te quiere vivo Arnold, ya tenemos el cebo... - dice refiriéndose a la prenda ensangrentada.

- Basta, Petra, retrocede - ordena Arnold bajando.

Ejerzo algo más de presión sobre mi cuello. No tenía intención ninguna de acabar así, pero no sólo es mi mejor baza, sino que es completamente cierto que prefiero morir por mi propia mano que por la de ellos. Ahora mismo, tengo el control sobre mi vida... Y por extensión, sobre la situación.

- Obedece a tu jefe...

Petra sonríe, y echa un paso atrás.

- Muy bien - dice el ductus avanzando deliberadamente hasta quedar a tu alcance - ¿Qué propones?

- Lo primero, necesito alimento. No puedo pensar con el "estómago" vacío. Lo segundo, unos minutos de reflexión. No tengo por qué estar sólo, pero tampoco quiero que nadie-Miro a la mujer-intente meter presión. Tercero, quiero saber el motivo por el cual queréis a Dorian.

- Lo primero, calma tus exigencias. No quieres morir, y no tengo razones para quererlo yo tampoco. Supongo qur una muerte absurda no entra en tus prioridades ¿Verdad?. Suéltate el cuello

//FdI: Dom. Man + Inti//

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Me veo obligado a separar mi mano derecha del cuello, pero al tiempo que lo hago, coloco rápidamente mi mano izquierda en mi pecho.

- Deja tus trucos. No voy a matarme si no me obligas a ello...

- ¿Quieres sangre? No tengo inconveniente en dártela... pero no tienes la saten por el mango, ten cuidado con lo que haces, o acabarás mucho peor de lo que imaginas.

- En tal caso, hablemos de lo que quisieses hablar. La posición de mis manos es irrelevante en esta conversación.

- Yo ya he terminado de hablar, te había dejado aquí y tú has querido montar este circo, así que ahora vas a volver a colocarte en la silla para que te encadene.

- ¿Y qué hay de Dorian? Alimento y unos minutos. Otras cosas puede que no se me den bien, pero pensar es lo mío.

- ¿No puedes pensar en una silla?

- ¿Atado? ¿Y con su sombra- señalo a petra con un gesto de la cabeza- planeando sobre mí? No, creo que no...

- ¿Ni siquiera si te doy mi palabra de que no te tocará si lo haces?

- ¿Su palabra? ¿Y cómo sé que puedo fiarme de su palabra? Me tiene encerrado en un sótano y pretende encadenarme a una silla... ¿No podría dejarme suelto? Le doy mi palabra de que no saldré del sótano.

Él lo medita un segundo.

- De acuerdo - dice finalmente, y te ofrece la mano.

Recojo las garras y le doy un apretón.

- Aun así lo del hambre no es broma. No he comido nada desde que llegué.

- Te traeré algo - dice volviéndose hacia la salida -. Vamos, Petra.

Nota mental: Fiarse de este hombre. Al menos tiene palabra. Miro a Petra, aún alerta, no estoy seguro de su reacción, y apago mis ojos. Parece que todavía tengo alguna oprtunidad...

Petra tambien te mira al salir... algo te dice que si logra eludir al ductus irá a por ti.

Cuando salen, empiezo a andar de un lado a otro en la sala, tratando de pensar en algo.

Después de 40 minutos, la puerta del sótano se abre, y un cuerpo baja rodando por las escaleras. Petra baja y termina de empujarlo con el pie para pasar.

- ¡La comida! - anuncia musicalmente.

Me acerco al cuerpo y le examino. Miro a Petra con una mezcla de odio, miedo y desprecio, y miro a ver si "la comida" respira.

- Gracias por el alimento. ¿Me lo puedo quedar?

- Claro, ya no es divertido...

Efectivamente, el hombre (de unos cuarenta años) ya no respira.

- Bueno, ahora ya podré decir que he bebido de un humano... si es que esto cuenta.

Espero a que se vaya la mujer antes de empezar a beber todo lo que quede de sangre, no me apetece bajar la guardia. Le vacío. No creo que necesite su néctar más que yo...