Vuelta al trabajo (26/12/09)

-¿Qué armas sabes manejar?

-... Ya veo...

Me siento.

-¿Hay alguna noticia del Eliseo?

- No, aún no. ¿Las esperas?

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- Sé disparar una pistola, y manejo las navajas con maestría.

Nada mal. Ahora las preguntas dolorosas.

-Me hablaste de una ex-mujer e hijos. ¿Qué relación tienes con ellos?

Me paso la mano por la barbilla.

-... No... pero es evidente que me vigilan, no sólo el príncipe. Pompignan ha quedado como un idiota al no salirse con la suya e intentar ser la autoridad, cuando prácticamente todo el Eliseo se puso en su contra. No creo que eso quede así.

Lo que me recuerda.

-¿Cómo se enteró de que yo soy tu ahijado?

- ¿Crees que los "pequeños altercados que produces se remiendan sólos?

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- Hace tiempo que no les veo... ojalá hubiese estado más con ellos...

-No me refería a ese tipo de relación. ¿Cómo te llevabas con ellos? Es importante, Ronald. Si te buscan se meterán en un lio sin saberlo, y yo no puedo hacer nada si no sé nada.

Le miro.

-... Desde luego que no... Por eso mismo me preocupo...

Pero entiendo lo que quiere decir... miro de nuevo al fuego, con cierta verguenza.

-... Sí... Puede que empezase a sospechar cuando arreglabas mis chapuzas... Usaría entonces a algún Nosferatu... o a cualquiera que sepa espiar.

Él cierra los ojos:

- No me buscarán...

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- No tiene importancia, tendría que saberse todo tarde o temprano.

-¿Por qué estás tan seguro?

-Pero no de esta forma...

Doy un trago.

-... ¿Cómo está Claire?

- Peor aún, desde anoche... no ha quiso beber ni de su gato...

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- Mi ex-mujer no me tiene en alta estima... y los chicos son muy pequeños.

Cruzo los brazos y mi dedo indice golpea suavemente el brazo, en señal de impaciencia.

-Basta de medias tintas. Si te hago una pregunta quiero que me la respondas COMPLETAMENTE-remarco esta última palabra.- Se acabaron las amabilidades, Ronald, tenlo presente. Y ya te dije que no te voy a juzgar por tu pasado, me interesan tus acciones futuras. Soy el único Vástago de todo París que va a dar la cara por ti y que tiene un mínimo interés en que estes vivo. Quiero saber por quién me la estoy jugando y hasta que punto me la estoy jugando. ¿Ha quedado claro?

-... No tengo la fuerza suficiente en la sangre para entrar en su mente, por desgracia.

... Puede que haya una posibilidad... pero no creo que funcione... Bueno, más bien dos, pero por la segunda no pienso pasar.

-Intentaré buscar una solución.

- A veces empeora y a veces mejora pero... no consigo adivinar la razón.

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- Lydia no podía consentir que siguiera trapicheando delante de nuestros hijos, me pidió el divorcio, llevamos tres años separados. Hace dos que no veo a mis hijos, que ya tienen un nuevo padre. La familia no sabe nada de mí, ni quiere saberlo.

Lo de los chicos me preocupa... Hubo un tiempo que yo quise averiguar quienes eran mis padres, me preocupa que traten de buscarlo.

-¿Crees que tus hijos tratarían de buscarte? Tal vez no ahora, pero sí más adelante.

- Creo que no se acordaran de mi, y su nuevo papaito será su "verdadero" padre según su madre. Tienen los apellidos cambiados, incluso.

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- Haré lo que sea necesario - responde, con firmeza.

Veo que le molesta. Quería a sus hijos.

-Dadas las circunstancias, es mejor que sea así. Hablemos de tus trapicheos. ¿Con qué y dónde trapicheabas?

-... Yo también, padre...

Doy un trago más, terminando la copa. Entonces me levanto.

-... Creo que es hora de cerrar el vinculo...

- Hasta luego, chiquillo... - dice con la vista perdida.

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- Generalmente al sur de la ciudad. Cannabis, Costo, heroina, cocaina, pastillas... lo que pidiera el cliente.

Cojo una de las botellas, y me la llevo al sótano. Una vez pasada la puerta, la cierro tras de mí.

Bajo despacio.

Ellos te esperan, levantándose cuando llegas. Excepto el estacado, claro.

Los miro a todos... en especial a Jorge... Le ofrezco la botella a Vic.

-Dásela de beber a Jorge, no sé cuanto tiempo se habrá pasado sin beber, luego le quitáis la estaca... tranquilos, no tiene mi sangre.

Elloos obedecen, en silencio. Jorge escupe cuando se despierta, y te mira con odio, pero no dice nada, y termina mirando para otro lado, avergonzado, seguramente producto del vínculo.