Vuelta al trabajo (26/12/09)

¿Anarquistas?

-¿Anarquistas? Maldita sea... Ya vamos de camino. Aguanta, intenta escapar.

Corto la llamada.

-Unos anarquistas han cercado a Basile en un almacén. Está rodeado, y están armados, son seis o siete. Recoje a tu chico, rápido.

Mierda...

Sigo subiendo las escaleras. No pierdo el tiempo, y voy al salón.

-Basile está en apuros, unos anarquistas le atacan.

-¡Curtis, espera! ¡Mi chico necesita sangre!-Digo mientras sube. Al ver que continua, le sigo.

- Llévate a tus chicos y sacadle de ahí - dice levantándose y cogiendo unas armas para daroslas - Te advertí que no confiaras en ese anarquista.

-Espera... tal vez pueda arreglar esto.

Tecleo el número de Melissa.

- no hay tiempo para tonterias. El aeropuerto es zona Camarilla, puedes eliminarles.

- ¿Sí? - responde Melissa, al otro lado.

No me queda más remedio.

-Perdone señor Antón... pero necesito que me de algo de sangre. Es hora de que...-cierro los ojos apenas un momento antes de decirlo, pues me cuesta.- cierto "perro" demuestre que sirve para algo. Pero sin un brazo no creo que haga mucho.

-Melissa, necesito tu ayuda y con urgencia. Uno de los mios puede morir. Necesito que me pases si lo tienes el teléfono de ese bastardo del lider anarquista.

Mientras hablo, voy cogiendo las armas. No puedo perder tiempo, hay que salir por la puerta ya.

- Vaya.. me alegro de que alguien más s ehaya dado cuenta de su condición... espera, tengo el número por aquí... - tarda unos segundos en dártelo.

Apunto y memorizo el número.

-Gracias, Melissa, de verdad. Si nos sirve, añádelo a mi cuenta de deudas -digo, con mucha rapidez.

Corto la llamada, y llamo a Alan.

- ¿Quién coño eres?

Antón acerca a Berenice una botella de sangre, sin a penas mirarla.

-Se lo agradezco, señor.-Digo cogiéndo la botella

Bajo rápidamente al sótano y le paso la botella a Ronald.

-Bebe y regenera el brazo, rápido.

Ronald bebe.

- ¿Ahora sólo... deseo que me... crezca?

Ay madre.

-Concéntrate en el brazo. Lleva la sangre hacia ahí, concentrate en que vuelva a crecer. Intenta visualizarlo, tal vez te ayude.-Le miro con un poco de dureza.- No te hubiera hecho eso si no supiera que podrías volver a recuperarlo. No... no habría hecho todo esto si fuera tan jodidamente fácil hacer lo correcto... sin tener qué... ¡obedece y cura el brazo de una vez!- Los nervios ya me pueden.

Sin duda es su voz. Procuro no ser duro.

-Alan... creí que te ocuparías de lo de dejar en paz a Basile. ¿Por qué le están atacando los anarquistas?

- Porque son anarquistas y porque él es un traidor. Te lo dije, soy un líder, no su amo y señor, si quieren hacer algo yo no soy quien para impeddirlo. Que la mayoría de las veces escuchen mis consejos no significa que vayan a obedecerme... y en lo que a traidores se refiere, algunos de mis hermanos son particularmente rencorosos.

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Ronald se concentra durante unos segundos, luego el brazo comienza a crecer de nuevo.

- Ostias... - exclama dando un bote.

-Y yo también te lo dije, Alan. No es momento para que os dediquéis a matar a ex compañeros cuando hay males mayores como el Sabbat rondando. Incluso he conseguido matar unos cuantos estas últimas noches, y ahora sé de lo que son capaces. También te dije que Basile había recuperado las protecciones, y ahora mismo están en un lugar que es territorio Camarilla intentando despedazarse.

Intento ser claro, no amenazante.

-Por favor, intenta convencerlos esta vez de que desistan, ninguno de los dos queremos que se derrame sangre innecesariamente. Te lo digo porque tú una vez perdonaste mi vida y yo correspondí, este es muy mal momento para que se maten entre ellos por venganza.

-Concentrate.-Repito. Mi tono es menos duro.- No soy una sádica cruel que hace esto por gusto. Luego te hablaré de más usos que le puedes dar a la sangre, pero ahora date prisa. Basile está siendo atacado y vamos a ir a ayudarle. Pero tenemos que ir ya.-remarco la última palabra.

Ronald se concentra, hasta que su brazo se recupera del todo.

- Genial... soy indestructible...

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Hay un minuto de silencio al otro lado.

- Veré que puedo hacer, pero no te garantizo nada ¿Entendido?

-Entendido. Date prisa, el tiempo se acaba.

Corto la llamada.

-Tenemos que ir a un almacén cerca del aeropuerto, antes de que haya una matanza o se rompa la mascarada.

- Ve con tus chicos. Si necesitáis más ayuda, llamadme.

Vale... un par de aclaraciones antes de soltarlo. Es muy peligroso llevar a alguien que se cree superman como mínimo.

-No Ronald, no eres indestructible. Aguantas más que los humanos y puedes regenerarte de forma que ellos no pueden. Como ya has visto, las estacas nos paralizan. El fuego y el sol nos vuelven cenizas, heridas muy graves pueden dejarnos inconscientes hasta que logremos curarlas. Y puede ser durante un periodo de tiempo largo. Además, dependemos de la sangre. Si no tenemos sangre, no podemos curarnos. Los otros vampiros pueden hacernos mucho daño y dejarnos en ese estado, sé precavido, nada de temeridades, ¿entendido? Por no mencionar que las heridas provocadas por la mordida de otros vampiros, nos pueden hacer heridas graves. Eso sí, no se te ocurra, y mucho menos beber de ellas. Y por cierto, dejan marca.-Digo, señalando la herida del cuello, que me obligo a ocultar como puedo.-¿Entendido? Te acaban de abrazar y aún tienes mucho que aprender. Así que no hagas nada estúpido ni temerario. Estate atento a lo que te diga, de ¿acuerdo?

No hay tiempo para más, abro la jaula.

-Sígueme.-Y me encamino hacia donde estaba Curtis y los otros.

-Basile mencionó a seis o siete -miro a Berenice y a mis hombres-... Si ya estáis listos, vámonos.

-¿Llevas armas? Las mias están en la furgoneta de Basile. Tuve que dejarlas ahí para entrar en el Elíseo.

¿Por qué narices se me quedan todas las armas desperdigadas? Voy a tener que ponerlas un chip de rastreo como en las pelis o algo de eso... yo qué se.

-Bien.-Miro a Ronald.-Vamos