Noche importante (6/1/10)

Me siento a su lado. Cojo sus manos.

-... Dime... ¿Qué te atrae... para que quieras ser como nosotros?

Bendita inocencia de los niños. Le dirijo una breve mirada a arnold, teñida de cariño. Luego me dirijo a Elliot con una sonrisa.

-Sí, así mucho mejor. Veo que empiezas a entender el papel... aunque aun haya que ensayar.

- Quiero ser como tú, que me enseñes a hacer las cosas que podeis hacer... quiero ser como tú - repite.

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Elliot por fin os mira a ambos, auqnue no parece eprcatarse de la profundidad del asunto.

- ¿Puede quedarse a dormir con nosotros?

Mis pulgares pasan por el dorso de sus manos, sonrio un poco.

-¿Y qué harías después de recibir la noche para siempre?

No. No puede. Villón va a estar aquí mañana, y si Antón es capaz de escuchar a tres casas de distancia... Hago acopio de fuerzas para decir:

-Me temo que no. ¿Recuerdas que te comenté que mañana es un día importante? Hazme caso cuando te digo que es mejor que hoy no duerma con nosotros.

- Bueno... - dice Elliot, desilusionado.

Arnold no dice nada.

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- Amarte durante diez o doce noches enteras - bromea, sonriendo, feliz - ¿Ya tienes el permiso? - pregunta ilusionada.

Sonrio un poco.

-... No... pero quería hablarte de algo relacionado.

La miro a los ojos.

-Hay una cosa que deberías saber... Mi procedencia hace que mi reputación... sea inexistente para el resto de los vampiros... Ellos no quieren a los de mi clase... Y no me gustaría que tu sufrieras todo por lo que paso yo.

Bajo la mirada.

-... Aunque hay otra manera, que podría evitarte eso.

-La verdad es que lo siento, pero mañana voy a tener que ser muy cuidadosa. Además, me temo que voy a estar fuera gran parte de la noche...

Y no sé como acabará la cosa. Ni tan siquiera sé si acabaré en la cama del Príncipe. Pongo mi mano tras la cabeza de Arnold, apoyándolo en mi... Solo espero lograr algo, de verdad.

- Pero...

- Elliot - susurra Arnold. Y Elliot guarda silencio.

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Ella te mira, frunciendo el ceño.

- No lo entiendo... ¿Qué otra forma?

Le miro sorprendida. ¿Por fin empieza a salir de ese hueco de su mente donde le han encerrado?

-...Escucha.-vuelvo hacia Elliot.- No estoy haciendo esto por capricho. Es algo que debo hacer.... y quiero hacer. Confia en mi, busco lo mejor para vosotros.

Bajo un poco la mirada.

-... Sí... que no sea yo el que te abrace... Serías vampiresa... pero de otro clan. Reconocida, sin rencores de procedencia... y tal vez más poderosa de lo que serías si te convirtiera yo.

- Pero... ¡Yo quiero que lo hagas tú! Me da igual qué conlleve.

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Elliot asiente, sin añadir nada más... quizás en obediencia a Arnold.

Joder con el Sabbat, mucha libertad y leches pero bien que obedecen cuando deben.

-Elliot, si quieres decirme algo, dimelo. Temo que no va a poder quedarse con nosotros a dormir y mañana tampoco voy a poder estar aquí, pero ya he tomado medidas para actuar en caso de que pase algo. Sin embargo puede que consigamos algo más adelante y si tienes que hablar conmigo, hazlo.

-... No te lo estoy negando, Emile... sólo te estoy dando la opción de elegir... ya que quieres ser como nosotros.

Beso su mano.

-... Podrías ser Toreador como Antón. Vivir una inmortalidad sin preocupaciones, para tu música... o podrías ser Lasombra, no volverías a ver tu reflejo, y tendrías que luchar con todas tus fuerzas para ganarte un sitio entre los vástagos... Es algo que debes decidir tú.

El niño frunce el ceño. No dice nada.

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- Quiero que lo hagas tú - repite, con firmeza y determinación en su mirada.

Suspiro.

-Vale, como quieras. Voy a bajar de nuevo con Arnold... si quereis despediros... o hablar de algo...

Mantengo la mirada baja, puesta en sus manos, y entonces hablo con una pequeña sonrisa. Emile... mi dulce Emile.

-... ¿Por qué quieres ser como yo?

- Porque confío en ti - dice cogiéndote las manos.

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- Adios, Arnold - se despide el niño.

Arnold no responde, sólo se separa lentamente de ti y se arrodilla esperando a que te levantes y le devuelvas a su encierro.

Me muerdo ligeramente el labio inferior al verle así. Pero he de hacerlo. De momento, nadie puede ver que lo trato demasiado bien. Podrían quitármelo para darle el trato que según ellos se merece. "Joder. Es el hombre al que amo, no un perro." Me levanto de la cama. Esto es por supervivencia, no podré darle nada bueno si no se sacrifica algo ahora.

-Levantate.-Voy hacia la puerta, y una vez que salimos, antes de cerrar le digo a Elliot, con ojos tristes.-Ahora vuelvo...

Bajo al sótano.

Confia en mí.

Sin decir más palabras, mis manos se separan de las suyas, y acercándola la beso, apasionadamente. Si hemos de pasar el infierno... lo pasaremos juntos.

-Cumpliré mi promesa... si tu prometes que será para siempre.

Arnold te sigue, cabizbajo, temeroso, siempre sumiso.

La fría celda le espera.

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- Lo prometo - dice ella, poniendo todo el corazón en sus palabras.

Cuando voy a abrir la celda, apoyo la cabeza en el barrote. No quiero hacer esto. No quiero encerrarle. Siento como me tiembla la mano en el barrote. Pero tengo que hacerlo. No creo que esto sea lo correcto... pero la supervivencia no admite ni lo correcto ni lo que uno realmente quiere.

-Oye...-digo con voz apagada.- ¿por qué crees que hago esto?

Gracias Emile... gracias...

Sonrio... si fuese más sentimental, ahora estarían cayendo lágrimas de alegría de mis ojos.

-Tendrás que ser paciente.

Cojo su mano y la beso... la miro a los ojos, y despacio, giro la muñeca, y muerdo en ella. Bebo despacio, para que lo sienta.

Arnold se encoje un poco, inseguro.

- ¿El... qué, mi señora?

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- Lo seré, si eres tú quien lo hace.

-Traerte aquí de nuevo y encerrarte.