Noche importante (6/1/10)

- Esto me costará el cuello... - es lo único que dice, su voz está teñida de miedo, y su mirada se pierde al pensarlo.

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- ¿Contigo? ¿Siempre? Suena... maravilloso.

Le cojo suavemente la cara con las manos y hago que me mire a los ojos. Le hablo con decisión y cariño.

-No, Arnold, no hagas eso. Si vives con miedo, jamás podrás seguir adelante. Ese... ventrue ya ha demostrado todo lo que te puede hacer. Y sigues aquí, y estás a mi lado. ¿Recuerdas lo que te dije la noche antes de la exposición? Si sigues vivo, mañana habrá otra oportunidad. Lo que hoy tienes mañana te lo pueden quitar, pero jamás podrán arrebatarte lo que ya has tenido, porque cada experiencia que has tenido, cada persona que has conocido, ya forman parte de ti. Son tan tuyas como tu sangre y no se pueden ir. Y, ante todo, si quieres volver a vivir algo que creias perdido, tienes que luchar por ello. No temas el dolor. Transforma ese dolor en tu arma, no deje que pueda contigo, y levantate más fuerte de lo que te caiste. Además, no estás solo. Yo estoy aquí, te ayudaré a ser fuerte, te ayudaré a levantarte y te protegeré. Estamos juntos en esto.

Hace que parezca más de lo que soy... Poco a poco se va convirtiendo en mi apoyo más importante.

No... Ya lo es.

Me acerco despacio, la rodeo por la cintura como siempre. Tan viva... tan atrayente... Mis manos se mueven, y comienzo a desvestirla despacio.

-Lo malo del amanecer es que no espera... lo echarás de menos cuando pase.

Arnold mira la celda y cierra los ojos un momento.

- Pase lo que pase, perdóname - te da un beso y entra en la celda, acurrucándose en una esquina.

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- ¿Me querrás cuando ya no esté... viva, caliente, respirando?

Me hace gracia la pregunta. Sonrio, mientras la ropa de Emile se desliza al suelo.

-Tu me quisiste de ese modo, ¿no?

Doy vigor a mi cuerpo, dándole color y calor. Entonces paso mis manos por su piel.

-Además... no es algo que dejemos de hacer si no queremos -digo, respirando.

Me muerdo el labio inferior. ¿Por qué ha dicho eso? Pero... seguramente no logre hacer que me lo diga... Recuerdo algo que también le dije en aquella casa.

-No pasa nada. Si no quieres hacerlo no lo hagas. Yo estoy aquí contigo.

Allí se queda, en la esquina, acurrucado, en silencio.

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Ella te besa.

- Adoro cuando tu piel es cálida...

Correspondo al beso, y entonces la llevo con cuidado y la recuesto en la cama.

-Eso no es dificil teníendote cerca.

La miro, con el rostro muy cercano al suyo.

-¿Qué más te gusta?

-Oye, Arnold... no sé que pasará mañana, pero... quiero que sepas que, pase lo que pase... te quiero a ti.-Cierro la celda.-Buenos días...

Subo a la habitación.

En la habitación espera el niño, con aspecto algo apagado.

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Ella frota su cuerpo contra el tuyo, con un ligero gemido.

Mierda...

-Perdona Elliot. Sólo pretendía que pasaramos un buen rato juntos. Si te sirve de algo, al menos parece que está más despierto.

No hace falta hablar más. Dejamos que la pasión, el deseo y la sangre se desaten, hasta que llega el siempre inoportuno pero inevitable amanecer.

- Sí... me he percatado... - dice, taciturno. Luego se frota los ojos, cansado.

Maldito amanecer. Voy hacia el móvil y activo el despertador. Mañana quiero despertarme en cuanto anochezca. Cosa que por otra parte va a ser un dolor de cabeza.

-Es hora de ir a la cama. Escucha, mañana me voy a levantar temprano, pero puedes dormir más si quieres. En todo caso, no me digas nada hasta que salga del baño. Tener que levantarme temprano me pone de muy mal humor y no puedo evitarlo.-Me siento enfrente suya.- Oye... ya verás como las cosas mejorarán, ¿vale?

- Vale... - Elliot está ya medio dormido, y no tarda en caer en brazos de morfeo.

Me recuesto en mi lado. A ver qué nos espera mañana...