Enfrentando el pasado 10/01/10

- Gracias, señora - dice aliviado, y va hacia el baño.

Oyes el agua correr y entonces ves que Elliot se pone a llorar.

Me acerco a él y le abrazo.

-Tranquilo... mañana se lo preguntaré, ¿vale? Tal vez me esté pasando de precavida... pero estas noches me las he pasado pensando en lo que te estaría pasando y en que no volvería a verte... luché a mi manera, pero no sabía cómo acabaría esto... la simple idea de que te pase algo me horroriza por completo. Así que por favor, perdona si me paso de precavida hasta que todo esto se normalice. Además, no te creas que se me ha olvidado lo del baloncesto.

Le abrazo más fuerte.

-Ay, pequeño... cómo te he echado de menos...

- Por favor... no quiero seguir encerrado...

-Hablaré con él. Si no puedo llevarte allí te llevaré aunque sea a dar una vuelta. ¿Te parece bien?

Asiente... aunque es evidente que quiere estar cuanto más tiempo fuera mejor.

Me duele. Me duele tenerlo así.

-No quiero esto para ti. De verdad que no. No dudes ni un momento en que haré lo imposible por darte la mejor no-vida que pueda.

- Lo sé... me averguenza haber sido Sabbat - dice de pronto.

... ¿acabo de oir lo que creo?

Le miro a los ojos.

-Vaya, Elliot... ¿cómo es eso? No creía que te avergonzaras.

- Vosotros sois los buenos - dice, con la cabeza baja, como rendido a la evidencia.

Me quedo un momento en silencio, pensando bien mis propias palabras.

-Mira... no se trata de que nosotros seamos los buenos. Con esto no quiero decir que el Sabbat lo sea... Os vi muy unidos, como una famila, pero no estaba nada bien en lo que usabaís esa unión, ¿comprendes? Hacer daño nunca es la respuesta a nada. La camarilla, por su parte, intenta retener su parte humana. No tenemos esas conductas tan destructivas ni llegamos a tales extremos, pero definitivamente te puedes encontrar de todo, tanto bueno como malo. El hombre que torturó a Arnold y le ha hecho tanto daño a Curtis no es bueno. El mundo no es blanco y negro, está lleno de grises de distintos matices, y nos toca a nosotros ser capaces de ver esos matices, y finalmente elegir. Son nuestras decisiones lo que definen lo que somos, y es necesario hacer esas decisiones a sabiendas. No podemos tomar una sin conocer la totalidad de las cosas. Por desgracia, no siempre podemos saber tanto como nos gustaría, y a veces no sabemos qué es lo correcto y lo que no. En momentos como ese, debemos ser fieles a nosotros mismos, a los que queremos, a toda esa gente que quiere lo mejor para nosotros. Y Elliot, no se te olvide una cosa importante. Debemos ser libres para decidir, porque las decisiones solo se pueden tomar si uno es libre para tomarla, porque de otra manera seria obligada.

Te escucha, no responde.

-Con esto te quiero decir que la Camarilla no es el Sabbat... pero ten cuidado, ¿de acuerdo?

Él asiente, limpiándose las lágrimas.

Sonrio.

-Ese es mi chico.-le doy un beso en la frente.- Sé que esto es difícil, pero no estas solo.

Al rato, sale Arnold, con el pelo mojado. Parece mucho mejor. Recuerdas que él siempre se duchaba, cada día, tras cada pesadilla.

Sonrio al verle mejor. Será mejor que procure que pueda tener su duchita diaria.

-Dime, Elliot, ¿ahora vas tú?

Elliot va a la ducha y Arnold y tú quedáis sólos en la habitación.

Me acerco a él y le retiro un mechón de pelo húmedo de la frente.

-Te veo mejor.

Él baja la vista, como avergonzado.

Asiente.

Le pongo una mano en el rostro y hago que lo alce suavemente.

-¿Por qué te avergüenzas? Solo es una ducha.

Él te mira. "No es a ducha..." parecen decir sus ojos.

Sus ojos... es tan fácil perderse en ellos...

-Arnold... sé que no debemos...-Me aproximo más a él.- pero... no sé cuanto va a durar esto... ¿recuerdas lo que te dije aquella última noche? ¿la anterior a la exposición? Y yo no... dejo de tener esta necesidad de ti... ¿es tanto pedir un beso?

LE oyes tragar saliva, bajando a mirada, tratando de no caer en su perdición, pero es inútil, y tu presencia le atrae inexorablemente, hasta que sus labios tocan los tuyos.

Le beso, tratando de transmitirle todo lo que siento por el, lo que no soy capaz de expresar con palabras. Sé que ambos somos la perdición del otro, pero me siento irremediablemente atraida por él. La necesidad de estar a su lado, de querer demostrarle todo lo que le quiero, de conseguir siquiera una sonrisa, que sea feliz... es un sentimiento tan intenso que me asusta, pero me da más miedo perderlo, me da más miedo no llevarme por él. Me da miedo que un día desaparezca y no haberlo aprovechado al máximo. Me da miedo no poder siquiera traerle de nuevo algo de felicidad a su vida.

Él se separa bruscamente, quiere marcharse, huir, pero no puede, y vuelve a ti, y te abraza.

- Por Dios, no dejes que te haga daño por mi culpa.