Buscando un fantasma, cementerio del Père-Lachaise (24/11/09)

-No vas a morir ¿me oyes? -le digo, dandole un par de palmadas en la cara para mantenerlo despierto-. No lo permitiré -y entonces sonrio un poco-. Todavía me debes pasta.

-¿Qué información quería Anton?

- Vas a tener que fastidiarte... - te responde, y vuelve a bajar la cabeza, intentando aguantar el tipo - Anda, hazme un favor y sácame esa maldita rata que no deja de roerme el estomago...

Joder.

Hago caso y le quito la rata, dejándola a un lado, para que vaya con las demás.

-Tipo duro, vamos a salir de esta, los dos. Sólo tienes que decirmelo. ¿Qué información quiere Antón?

La rata parece llevarse un trozo de Basile con ella.

- No... no sé... lo que... esconden... - dice cabeceando. Se le ha abierto una nueva herida, y la sangre huye con rapidez de su cuerpo.

Pongo la mano, taponando la herida.

-Joder Basile, no me hagas esto. Tú no...

Vuelvo a morder mi otra muñeca y se la acerco a la boca.

La puerta se abre.

- Lo siento, amigo, se acabó el tiempo.

-Por Dios, Triage, se está muriendo, ayúdame.

Digo, intentando que Basile beba.

Triage mira para un lado y para otro, indeciso, antes de entrar. Saca una bolsa de sangre y una jeringa.

- ¿Estás seguro de que merece la pena alargar su sufrimiento?

Pienso seriamente en su pregunta.

-... No dejaré que muera aquí.

Triage le inyecta algo de sangre, y Basile despierta de nuevo, con un sonido estertórico. Parece como si algo le estuviera desgarrando, aunque ya no hay más ratas. Luego vuelve a quedarse quieto, entre gemidos, en posición fetal.

-... Triage... No se si lo entiendes, pero tengo una deuda con él, y no podré devolversela si está muerto...

Entonces miro al Nosferatu.

-Tengo la información que queréis. Si no consigo nada con esto y Basile tiene que morir, yo seré quien le libere de su sufrimiento, pero por lo que más quieras, aleja esas ratas de él mientras tanto.

Triage te mira y luego suspira. Llama a las ratas y las ordena mantenerse alejadas de él.

- Ven, si tienes la información debes decírsela a Jehová- dice acercándose a la puerta.

-... Está bien...

Espero que Basile me perdone por intentar salvarle la vida.

Voy en pos de Triage.

Triage te conduce de nuevo a la puerta en que esperaste al principio y te hace esperar de nuevo, sólo un par de minutos, antes de hacerte entrar. Nada más pasar, ves a uno de los Nosferatu más horribles y grotescos que has visto. Sólo verle produce auténticas arccadas.

- Bienvenido, invitado - saluda.

Hago un esfuerzo monumental para no cometer una falta de etiqueta, nunca había visto un Nosferatu así.

-... Se agradece, señor... soy Curtis Miller, es un placer conocerle.

Directo al grano es mejor, para que acabe todo.

-... Se que tiene muchos quehaceres por su posición, así que procuraré no robarle demasiado tiempo.

- No lo hagas, pues - dice con una sonrisa repugnante, mientras sus ojos completamente negros te perforan - ¿Qué has venido a decirme?

Cierro los ojos. Debo elegir bien mis palabras.

-... He averiguado quién envió a Basile a territorio Nosferatu y por qué... Anton le envió para averiguar alguna clase de información que le fue negada por los Nosferatu.

- Oh, Antón ¿eh? Mmmh... - lo medita un instante - Eso puede resultar muy interesante... creo que ya sé por donde van los tiros... Nos ha ayudado satisfactoriamente. Puede marcharse, tiene mi gratitud.

-Em... señor Jehová -digo, titubeando por un momento, pero mi tono es respetuoso-... Hay otra cosa de la que me gustaría hablar con usted. Si me diese un momento... Tal vez le interese.

Jehová lo piensa unos segundos.

- Bueno, dado que la anterior información ha sido provechosa, no hay razón para no darle la oportunidad de contarme más... Continúe.

*Esta es tu oportunidad, no la desaproveches*

-... Anton es un Toreador con el que también he tenido problemas... Como habrá oido, soy un vástago que no ha tenido todavía presentación, no tengo protección y Anton ha reclamado como propio algo que es mio, aprovechando la luz del día como un cobarde.

Doy una pequeña pausa.

-Gracias a la información que le he proporcionado, ahora Anton es vulnerable. Usted tiene las pruebas y tiene testigos, en cualquier situación usted saldría ganando sobre él... Por eso necesito su ayuda.

El momento de la verdad.

-Solicito su apoyo, señor Jehová. Necesito su ayuda para colocar a Anton donde se merece y recuperar lo que es mio. A cambio de ello y perdonar la vida a Basile... me pongo a su servicio, como usted decida.

- ¿Tú a mi servicio? - Jehová se echa a reir, y varios más en la estacia lo hacen, aunque no puedes verles - Por Dios, muchacho, hacia tiempo que no recordaba la ingenuidad de un chiquillo - hace un gesto con la mano, y dos Nosferatu salen de las sombras y atraviesan la puerta que tú atravesaste hace unos minutos - ¿No ves que estar a mi servicio significaria que yo tendria que responsabilzarme de ti? No puedo hacer tratos con alguien que no eiste y nadie en su sano juicio se quedaria con un neonato, sin sire conocido, ni linaje, ni posesiones, ni contactos en esta ciudad - vuelve a reír - Discúlpame, muchacho... ¿Qué pedias? ¿Que derroque a Antón? Hace tiempo que estoy en ello, pero el juego de la política parisina es demasiado complejo con una mente que no llega al siglo, eres demasiado joven. Respecto a esa basura anarquista...

En ese momento las puertas se abren y los dos Nosferatu que salieron vuelven con Basile a sus espaldas. Ahora que lo ves a la luz, te das cuenta de que está peor de lo que imaginabas. Hay autenticos agujeros de parta a parte en su torso, músculos que han ido desapareciendo dentellada a dentellada de las ratas y una parte del brazo que deja al descubierto el hueso.

- Pero ¿de veras vamos a discutir por... esto? No, no creo. ¿Está vivo siquiera?

Para averiguarlo, el más alto de los Nosferatu lo lanza contra el suelo. Basile se retuerce, pero a penas tiene fuerza para nada más.

No digo nada, dejo que el primogénito hable sin interrupciones. Entonces veo a Basile, horriblemente cercano al letargo. Nunca imaginé que le vería en este estado.

No dudo que todo lo que dijo Jehová es cierto, pero debo seguir intentándolo.

-... Tengo... una deuda de vida con este vástago -digo, mirando a Basile.

Luego vuelvo a dirigirme a Jehová, con respeto.

-Supongo que tiene razón, señor... pero los siglos son cortos y la experiencia se puede conseguir. No estoy pidiendo que derroque a Anton de inmediato... solo que lo mantenga en jaque. Una cosa que entiendo es que el Toreador fue estúpido y se precipitó al enviar a Basile. Nadie se precipita si lleva la voz cantante, lo que significa que no la tiene.

Trago saliva, un acto reflejo humano.

-Aprendo deprisa señor, y sin duda aprendería mucho de usted. Además, son más útiles dos vástagos a su servicio que muertos.

Tuerzo el gesto.

-... No soy de los que suplican, señor, pero realmente necesito su ayuda.

El Noferatu baja la vista, con desprecio, hacia el Gangrel.

- Ah, esta maldita resistencia de los Gangrel - murmura - Es buena para sacar información, pero cuando son tan obstinados es simplemente alargar y alargar el sufrimiento. No pienses que soy un sádico - te dice, pero mirándote con esos ojos de oscuridad y ese aspecto monstruoso parece una burla en sus labios -, pero no podemos permitir que otros vástagos piensen que pueden abusar de nuestra benevolencia internándose en nuestro territorio a mano armada - da un golpe con el puño cerrado sobre el reposabrazos de su asiento, luego se calma un poco y hace un gesto de condescendencia con la mano -. Remátale, si gustas.

Cierro los ojos. Temía que pasara esto.

-... También es una víctima de la avaricia de ese Toreador... ¿No se puede hacer nada para salvarle? -pregunto, con tristeza. Dentro de mi la angustia me roe igual que las ratas a Basile.