De regreso (8/12/09)

No tardo mucho en volver. Durante todo el trayecto trato de pensar en las consecuencias de mi elección. Fue lo correcto, pero no inteligente. Ahora el lider anarquista sabía dónde encontrarme, y si no conseguía parar a sus hordas en su persecución hacia Basile, la casa de Emile será su blanco tarde o temprano...

Aunque... eso ocurriría si Alan abre la boca. Espero por mi bien que en ese momento dijese la verdad y no quisiera que nos relacionasen.

En cualquier caso, ahora hay alguien que no puedo llamar ahora mismo aliado, conociendo mi refugio.

Ojala que el puto Karma se ponga de mi lado de una vez.

Aparco en casa.

Emile y Antón salen a recibirte, la una hasta el garaje, el otro a la puerta de la casa.

- ¿Todo bien? No te han hecho nada ¿verdad?

-No, no me han hecho nada -digo, con media sonrisa, para tranquilizarla.

Pero por si acaso, no quiero permanecer mucho en el exterior. La beso discretamente, y le recojo un poco el pelo tras la oreja.

-Vamos adentro -y empiezo a caminar con ella hacia donde está Antón.

Anton te examina detenidamente y luego entráis.

- ¿Nunca te tomas un dia de descanso? ¿Siemrpe tienes que estar metido en algún problema?

Suspiro, cerrando la puerta tras de mí. Entonces me habla.

-... Será mi encanto, no sé -y le miro-. Los busque o no siempre me encuentran.

Me paso la mano por la cabeza. Mi vida es de todo menos normal, pensandolo bien.

-¿Ha ido todo bien?

- No he intentado matarla, si es lo que preguntas... - dice Antón.

- Todo está bien por aquí - corrobora Emile.

- De momento - puntualiza Antón - ¿Cuánto crees que tardará ese anarquista en delatarnos?

- No he intentado matarla, si es lo que preguntas... - dice Antón.

No hacia falta ser tan quisquilloso.

-No lo preguntaba por eso.

- Todo está bien por aquí - corrobora Emile.

- De momento - puntualiza Antón - ¿Cuánto crees que tardará ese anarquista en delatarnos?

En eso tenía razón.

-... No creo que lo haga... Según él, no le conviene nada que le relacionen con nosotros...

Tengo que ser realista y precabido.

-¿Crees que lo hará?

-... Puede ser... puede ser...

Suspiro, y me apoyo de espaldas a la puerta. Me sujeto el puente de la nariz.

-... ¿Dónde quedó la confianza en este puñetero mundo?... -digo, casi en un susurro. Procuro recobrarme un poco-... Está bien... ¿Sabes algo de Basile?

- Le dejé en casa, estaba perfectamente hace unas horas.- contesta con naturalidad.

Supongo que "en casa" se refería a su casa.

-... Bien... -me paso la mano por la cara, y empiezo a caminar hacia el comedor. Sentía cansancio, pero mental-... Necesito sentarme un momento.

-... Como siga con estas actividades extraordinarias, a este paso me van a conocer hasta en los programas del corazón en un més.

Cierto brillo de odio aparece en mis ojos... no puedo evitar sentir desprecio hacia ella, aunque Antón me diese sus razones.

Procuro relajarme.

-¿Y qué le dijiste?

- Que estabas perfectamente - responde - y que más le valía no ponerte la mano encima o la llevaria atada con sus propias sombras hasta el Príncipe con acusaciones infundadas para que éste hiciese con ella lo que le pareciese.

Miro con reconocimiento a Antón. No era que me disgustase lo que había hecho, pero... no estoy acostumbrado a que actuen por mí.

-... No suelo ocultarme de mi propio anti clan... si existe algo así -acabo diciendo, levantando las cejas un instante.

Me siento en el sofa.

-Supongo que no se lo habrá tomado muy bien.

- Me ha preguntado porque te protegía de ese modo - responde, encogiendose de hombros -. No parecía enfadada. Me conoce bien.

-Manipula bien, querrás decir... -y recuesto mi espalda un poco-... Traicionaría a quien fuese por el amor a su pellejo... y no la culpo por ello.

Suspiro.

-Aquí en París jugáis en una liga superior, mientras que yo apenas puedo considerarme un amateur... O me adapto o muero. Si quiero seguir este ritmo de una pieza tengo que hacerme más fuerte.

- Paciencia, serás lo bastante fuerte como para volar del nido, pero de momento necesitas protección, lo siento, asíque tendrás que permitir que te de un poco de la mía - responde, ligeramente molesto.

-... No me me malinterpretes Carlo... Ahora mismo estarían barriendo mi polvo del suelo de ese almacen... de no ser por tí. No olvido las cosas.

Tres semanas han cambiado mi vida de forma significativa.

-¿Cual es el siguiente paso?

- Ganarse otros aliados, conseguir que te deban favores... empezando por lo mas bajo - responde.

Conozco esa canción... y cantada con el compás de la no-muerte no la hace más atractiva de lo que es en realidad. La vida de un Ganster es así.

-... ¿Qué clase de favores?

Sonrio, mirando al suelo.

-Suena a deberes... No sabría por donde empezar. Los desheredados no es que abunden últimamente.

-La cuestión es si sabré elegir bien... Nunca intenté ser un lider Padre. Me cuesta ser responsable de mis actos, no sabría decir si podría con los de otros...

Desde luego, la Camarilla no va a hacer demasiado contra los renegados... Y alguien tiene que hacerlo.

-... Pero si no sangras, no hay gloria.