De regreso a mi "sire" (7/12/09)

Llegamos a casa de Antón, aparcando practicamente al lado.

-Vamos cariño... es hora de arreglar las cosas.

Bajo del coche, y cojo el chelo.

Ella va, siempre un paso por detrás de ti (no sabes si por educación o por temor) hasta la puerta, donde un ghoul te abre.

- Es un verdadero placer volver a veros, señor - dice, y notas cierto alivio en su voz, casi agradecimiento. Está bastante demacrado, como el resto de los sirvientes que, silenciosos y cabizbajos, merodean por la casa como almas en pena.

Las consecuencias de mi comportamiento.

-... Igualmente... ¿Dónde está el señor Antón?

- En el salón... permitanme - dice recogiendo el chelo mientras otros os quitan los abrigos, envueltos en un macabro silencio -. Acompáñenme, por favor.

... Soy el responsable... tal vez pueda hacer algo por ellos.

Dejo que coja el chelo y acompañamos al ghoul.

Antón está en el salón, de pie, te mira brevemente, pero luego retira la vista... como si no estuviera acostumbrado a ser como ha sido contigo, y le avergonzase o no supiese cómo actuar.

- Buenas noches - saluda.

-Buenas noches -respondo igualmente. Me acerco a él, despacio, hasta que quedamos a poca distancia.

Entonces sonrio un poco, con leve incomodidad... y le ofrezco la mano.

-Me alegra estar de vuelta -le digo, con sinceridad.

Él tambien sonríe un poco, con... ¿benevolencia? (esto es nuevo, que recuerdes) estrechando tu mano.

- Quería si me lo permite... pedir disculpas por el comportamiento que llevó a todo este conflicto - toma repentinamente la palabra Emile, sin acercarse.

- Aceptos sus disculpas, señorita Emile - responde Antón.

Ni el uno, ni el otro, son sinceros, pero al menos se comportan de manera civilizada.

... Bueno... es un comienzo.

-... Sé lo que has hecho... sé que Basile vino a pedirte ayuda, que velaras por nosotros... y lo de Triage...

Me cuesta soltar su mano.

-Gracias.

Parece que la frialdad que se despierta ante Emile se mitiga al escucharte, de hecho, casi se olvida de que está allí, y tirando un poco de tu mano, te acerca hasta él, dandote un inseguro, pero cálido, abrazo.

- Puedes contar conmigo - te susurra, prefiriendo que Emile no lo oiga.

-Lo sé... y tú conmigo... -digo, correspondiendo al abrazo y hablando en el mismo tono, sin esperarmelo.

Entonces le miro... Merece una oportunidad, pero no sé si él piensa lo mismo de mí.

-... Seria un honor volver a llevar el anillo de tu familia... si me lo permites.

El sonríe, y a pesar de querer ser condescendiente, ves el brillo del orgullo en sus ojos cuando se quita el anillo y te lo da.

Me pongo el anillo. Todavía lo siento extraño en mi dedo, pero con el tiempo me acostumbraré.

-Arreglaremos las cosas... sólo necesitamos tiempo, ¿de acuerdo? -le digo, con media sonrisa.

Él asiente.

- ¿Puedo ofreceros algo?

Asiento.

-Lo que me ofrezcas me parecerá bien.

Sonrio.

-Una copa no nos sentaría mal a ninguno de los tres.

- ¡Sirvientes! - llama Antón, con un completo desprecio.

Dos ghouls llegan, no pueden tener la cabeza más gacha.

- Traedle una copa a la señorita.

- En seguida, amo - responden al unísono.

Y efectivamente, tardan menos de un minuto en traer una copa servida y adornada para Emile. Mientras, Antón te da un vaso de hisky de sangre y se sirve otro.

Parpadeo.

-Carlo... -empiezo a decir, pero no sabía cómo continuar... Sin embargo, mi cara lo decía todo.

Espero unos segundos antes de continuar, pensando mis palabras.

-Carlo... Padre... No puedes rendirte. No ahora. Mirales, mira como están -digo con calma, incluso con algo de afecto, haciendo referencia a la actitud de sus esclavos-. Los destruirás a ellos y a tí mismo si echas a un lado tu humanidad.

Junto los labios.

-Una vez me pediste que te ayudara... Déjame ayudarte esta vez.

per + emp 1fv/

El miembro 'Curtis Miller' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'd10' : 10, 3, 10, 9

Parece cerrado a esta conversación, sólo le ves flaquear cuando le llamas padre, pero se repone y te responde.

- No volveré a eso... te lo aseguro

-Si estoy vivo ahora mismo es porque demostraste humanidad y buena voluntad salvándome... No te cierres. Dame una oportunidad. Puedo demostrarte que las cosas pueden mejorar.

Pongo una mano en su hombro.

-Esta vez no te abandonaré... Por favor, confia en mí. Sabes que no lo hago para ocasionarte mal.

Tu mano en su hombro parece calmarle de nuevo. Mete una mano en el bolsillo y te da una llave.

- Dales esto; es lo que quieren.

No lo entiendo.

-... ¿Qué abre?