Fin del descanso (30/12/09)

Despierto de nuevo en mi cuarto. Otra noche más que consigo sobrevivir en la pendenciera París, y otra noche que doy gracias a ello.

El fin del año está cerca.

Cuando consigo desperezarme me ducho, me aseo y me visto. Una vez acabo satisfecho de mi apariencia, salgo de mi cuarto y voy al salón.

Espero no haberme perdido nada importante en mi pequeña escapada de ayer.

Antes del amanecer, guardé con cuidado mis dibujos y recogí todo.

En mis pesadillas, está vez, al que veo más que nunca, es a mi perseguidor, incansable, como queriendo que no se me olvide que ante todo, el peligro, es él...


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Me despierto, y tras ducharme, busco a Curtis. A ver si lo cojo antes de que se encuentre con Antón, hay algo que quiero decirle... Le veo por el pasillo, antes de bajar las escaleras.

-Buenas noches, señor Miller. ¿Puedo hablar con usted un momento?

Berenice aparece cuando estoy poniendo un pie en la escalera.

-Buenas noches, Berenice -digo, casi de buen humor, pero cuando dice ese "puedo hablar con usted un momento", me preocupo un poco-... Claro, dime.

-Es sobre Claire... pero no se preocupe, nada grave. El lider anarquista me dijo que si quería ir a verla, no había problema... pero que ustedes no eran tan bienvenidos.-Me pongo algo seria.- Tengo mis dudas sobre si no sería peligroso... sobre todo con el príncipe queriendo "conocerme mejor". No quisiera que la descubrieran... Como sea, es decisión del señor Antón.-hago una breve pausa.- Sin embargo, creo que es un tema delicado, y que sería mejor que lo hablara usted con él. A fin de cuentas... es su chiquillo.

La escucho... tiene razón. Mi cara cambia, y se vuelve tan seria como siempre.

-... Bueno, no aventuremos nada. De momento hemos cumplido. No morirá mientras no pise territorio Camarilla... además, el Principe parece tolerante mientras no salpique su reputación. Si lo descubriese, tal vez lo deje pasar mientras no sea un secreto a voces... o con el hecho de examinar tus recuerdos vea que no es una amenaza.

No es tan descabellado. Si vivieramos las normas a rajatabla sin posibilidad de excepciones, todos los que conozco estarían muertos, yo incluido.

-En cualquier caso, lo hecho hecho está, no se puede decir que no lo hemos intentado salvar una inocente... Tal vez tengamos una oportunidad con el Principe si lo descubre... tal vez te escuche a tí.

Frunzo el ceño.

-Si algo he aprendido, es que no es necesario ser una amenaza para que te maten, señor Miller. No sé hasta que punto son odiados los Salubri... a decir verdad, ni siquiera había oido del clan. Además, si examinan mis recuerdos, tal vez me consideren traidora y me cuelguen a mí también. Y de todas formas, está poniendo demasiada fe en el mismo Príncipe que estuvo a punto de condenarlo a muerte, cosa que se consiguió evitar de milagro. Y también pone mucha fe en mi... que el Príncipe muestre interés en mí no tiene por qué significar nada. Sólo soy la chiquilla de un Vástago que le caía bien... ¿y si me conoce, descubre que no soy lo que piensa y luego deja de prestarme atención? No sé que edad tendrá, ¿pero se hace una idea de la cantidad de gente, vástagos que ha podido conocer? Podría ser simplemente una distracción pasajera. No tengo nombre en París... salvo el que puedo tener por mi padre, e igualmente quiero ganarme uno propio.-Las cosas me gusta ganarmelas por mi misma, como siempre.- Y de momento, lo único que tengo es un pincel.

La verdad aplastante, sí.

-¿Se te ocurre algo para solucionarlo? -pregunto, sin enfadarme, sólo diciendo algo obvio-... No podemos borrar algo de nosotros mismos así como así, Berenice. Incluso si consiguieramos llevarla a Russia, no cambiaría el hecho de que está en nuestra mente.

Suspiro.

-Nada es tan simple, Berenice... pero sabes que hemos hecho lo correcto, aunque sea peligroso.

Me molesta un poco que lo diga como si no quisiera hacerlo.

-Claro que quiero hacerlo, señor Miller, no lo dude. Pero hay una diferencia entre "hacer lo correcto" y ser temerario. Hay que ser prudentes, y sea como sea, es decisión del señor Antón.-Titubeo un poco.- Si fuera por mi iba a verla sin mayor problema... pero la realidad no siempre acompaña a lo que queremos. Por eso debe preguntarle al señor Antón... seguro que él sabe mejor que nadie qué la pondrá en peligro y qué no...

Lo pienso bien...

-... Creo que no piensa en otra cosa salvo en alejar el peligro de ella y de nosotros, Berenice... él la quiere... pocas veces le he visto así...

Miro a las escaleras.

-... Siempre hay una alternativa al posible final que tanto tememos... sólo hay que buscarla... Meditar nuestros pasos con cuidado.

Sonrío un poco.

-A eso me refería. Simplemente hay que ir con cuidado. Podría haber sido peor. Podría haberle dicho que los anarquistas no nos querían ver las caras a ninguno.

Me paso la mano por la nuca.

-... Cierto... he conseguido coronarme de gloria en un tiempo record -digo, con cierto sarcasmo-... Pero sólo necesito tiempo para arreglarlo...

Vuelvo a orientarme a las escaleras, y continuo bajando.

-Hasta los necios deben hacer las cosas bien alguna vez...

-Espere por favor, una última cosa.-digo bajando un poco las escaleras.- Comprobé el clan de Ronald. No es Lasombra. ¿Algo que deba saber de los Tzimisces? No me gustaría tener sorpresas, sobre todo si en algún momento vuelvo a San Francisco.-aunque a estas alturas lo dudo.

Me giro... no es información que me enorgullezca de saber.

-... Poca cosa... son asquerosos moldeando carne propia y ajena, perciben más allá de lo normal... pueden hablar con los animales creo... pero eso no le servirá a Roland si no es entrenado por los suyos.

Me quedo callado un momento.

-... Son muy territoriales, y si no descansan en su tierra natal se debilitan. Si ves la peli de Stoker, puedes hacerte una idea.

Frunzo el ceño.

-¿Muy territoriales? ¿En qué sentido? ¿Sólo con lugares o también con personas? Y... ¿eso quiere decir que no puedo sacarlo de París?

-Tiene que descansar en su tierra natal... Esa es su regla... no sé como funciona.

Suspiro.

-... No es mi clan... no conozco sus secretos... -lo pienso un poco-... pero si Petra es extrangera, significa que ha conseguido burlar la regla de alguna forma.

-Bueno... ya se me ocurrirá algo.-suspiro.- Si el sentido de tierra fuera a "tierra" no a territorio...-Mierda.- Da igual, de todas formas, mi viaje a San Francisco lo veo muy lejano... ¿Y qué me dice de lo que le he preguntado respecto a si pueden ser territoriales con las persona?

-Por eso te dije lo de Stoker... -digo, acariciándome la barbilla-... Son unos hijos de puta sin duda, pero se consideran amos de su tierra... Podrían matar a alguien por el mero hecho de entrar sin ser invitado...

Alzo las cejas.

-Pensandolo bien... tal vez por eso abrazaron a Ronald.

-... Cualquier recién abrazado podría habernos intentado matar igual...-me quedo algo pensativa.- pero me preocupa que pueda... "defender" con tanta fiereza algo que cree que es suyo... sin ser necesariamente un territorio.

-No, joder, no me refiero a eso -digo, corrigiéndome, pero sin molestarme-... Hablamos de propiedad. Fue abrazado para proteger el territorio de Petra...

No sé ni de lo que hablo realmente. Puede que no esté en su sangre.

-... Te repito, no sé como funciona, te estoy hablando de estereotipos... tal vez él no sea así, que sea por la forma en que se enseñan... puede que no acabe así si le educas bien.

-Pues más me vale hacerlo bien. Lo que me recuerda... aún debe seguir en la habitación de invitados.

-Bueno... es cosa tuya... -la miro-... Ronald es lo más parecido a un chiquillo que tienes ahora, pero no olvides que sigue siendo tu ghoul. Y si tiene la impulsividad de un vampiro, debes tener más cuidado todavía.

Un escalofrio me recorre de arriba abajo cuando dice lo del chiquillo.

-No es mi chiquillo. Nunca trataría así a un chiquillo. Y tampoco puedo permitirme tratarlo como tal.

Nunca trataría así a alguien que considerara como a un hijo. Tampoco me he planteado nunca abrazar a nadie. Lo considero una responsabilidad para la que no estoy preparada.

Asiento.

-... Y así debe ser... -digo, bajando las escaleras.