Fin del descanso (30/12/09)

-¿Y de lo qué te hablé de los "bandos"?-No quiero meterele caña con más información si no tiene clara la que ya le he dado.

- No... quiero que me vea... que sepa que...

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- Ehmmm.... - parece hacer memoria - Hay dos. Nosotros somos los buenos... Bueno, y luego también están los anarquistas...

Veamos...

-No se trata de "buenos" ni de "malos", como si fuera una serie de televisión. En la camarilla puedes encontrar a Vástagos que te hagan la puñeta con ganas. Sin embargo, siendo tú mi protegido, de eso me encargo yo. Siempre y cuando te portes bien.-advierto, necesito que lo tenga muy presente.- Y por supuesto no se te ocurra decir de donde vienes. Eres un simple Caitiff, ¿de acuerdo?.-Hago una breve pausa.- Como decía, no se trata simplemente de "buenos" y "malos". Se trata de que nosotros, incluidos los anarquistas, tratamos de contener a la bestia que todos llevamos dentro. Los Sabbats no. Se enorgullecen de ella, y le dan rienda suelta, llegando a perpetrar las mayores monstruosidades que te puedas imaginar. Son monstruos, en el sentido más escalofriante de la palabra.-Hablo con voz calmada. Necesito que conmigo se sienta seguro, tal vez sea otro incentivo para que no haga tonterias.

-Lo sabe, padre...

Doy un trago.

-... Antes de ir, tiene que saberlo Alan... Para que pueda atar en corto a los suyos y no ocurra nada grave.

- Sí - responde, brevemente.

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- Vale, lo entiendo - afirma Ronald.

-... ¿Quieres que vaya contigo en esta ocasión?

Seguramente dirá que no... pero tenia que preguntar.

-Me alegra ver que eres capaz de asimilar todo esto.-digo con una sonrisa.- Ahora te hablaré de las normas de la camarilla. Las llamamos "tradiciones", y faltar a alguna de ella puede suponer fatales consecuencias. Así que presta atención.

- Por supuesto que quiero que vengas - responde -. Pero no vuelvas a montar una pelea...

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Ronald asiente, atento.

Miro la sangre de mi copa...

-... Tardaré mucho tiempo en dejar de sentir verguenza por aquello... tal vez no lo consiga.

Aquella fue sin duda la noche más estúpida de mi no-vida.

-No dejaré que me provoquen nunca más.

-La primera, y más importante, que ya te he explicado, es la de la máscarada. Nunca revelarás lo que eres a ojos mortales. De hacerlo, perderás todos tus derechos... incluido el de seguir no-viviendo.-Hago una breve pausa para que lo asimile.- La segunda, aunque de momento no te atañe, pues no tienes territorio, es la del dominio. pero tienes que entenderla para cuando estes en territorio de otro vástago, como es el caso. Tu dominio es tu responsabilidad, y en él todos te deben respeto. Nadie puede desafiar tu palabra en tu dominio.-Veamos como se lo toma...

- Así me gusta oirte, chiquillo.

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- ¿De quién es el Dominio en el que estamos?

Tengo que decirselo.

-Según Berenice, no somos bienvenidos, padre... no deberíamos aparecer en un tiempo.

Mierda...

-No deberíamos hacerlo padre... No en ese lugar al menos.

-Señora.-digo. Se tiene que acostumbrar. Suspiro.- Veamos... París está dividido en burgos.-digo, recordando una conversación con Curtis.-Y cada uno tendrá un jefe, que será a quien le pertenezca...-eso es de cajón.- sea como sea, a su vez concederán territorios...-esto lo recuerdo de enseñanzas de mi padre. Si hablas con un "encargado de zona", puedes conseguir que te de un pequeño territorio.- Y este concretamente, está casa y alrededores- Imagino.- Le pertenece al señor Antón. Sea como fuere, le debes respeto a cualquier vástago.

- ... ¿Se lo dijo Alan?

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- Comprendido, señora.

Pienso un momento en lo que me dijo Curtis sobre los Tzimisces...

-¿Por qué me lo preguntas?

-... Sí... Puede que nos toleren un poco, pero lo que hice disparó las alarmas... no deberíamos acercarnos en un tiempo, no diréctamente al menos.

Le miro.

-¿Te tranquilizaría oir su voz por teléfono?

Sus puños se crispan.

- No es demasiado habladora - responde entre dientes.

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- Para saber... a quien debo agradecerlo... señora - responde con cutela, notando tu inquietud.

Lo observo con atención...

//perc+subt 1Fdv//

El miembro 'Berenice' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'd10' : 1, 4, 10, 9, 6

- No tiene derecho a negarme... - cierra los ojos, tratando de calmarse.

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Miente.

Me levanto, amenazante.

-Ronald, dime la verdad ahora mismo.

Esto es peligroso.

Dejo la copa en la mesa y me levanto despacio.

-Padre... tranquilo... Alan no te niega verla. Te dice que de momento no pises su territorio. Sólo hay que encontrar otro lugar para verla, nada más...

Me acerco.

-No ha pasado nada que no pueda resolverse... tranquilo.

- No... no se enfade conmigo, señora... es sólo que no sé ni dónde piso... y no quiero que el que mande aquí... me quiera ver muerto... pero lo quiere... ¿Verdad?

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Antón tarda unos segundos en volver a abrir los ojos.

- Acabaré con ese hijo de puta... ¿quién se ha creído que es?... Bastardo anarquista - escupe entre dientes.