Fin del descanso (30/12/09)

-¿Estás de broma? Gracias por escuchar mis comeduras de coco. Además, es lo menos que puedo hacer.

- Podrías no hacer nada. Eso es menos.

-Sabes exactamente a lo que me refiero... Además, me siento cómoda hablando contigo. No es como si tuviera que vigilar mi lengua constantemente.

- No, no tienes.

-Es casi... como volver a viejos tiempos.-sonrio con tristeza.- ¿Sabes? Le hubieras caido muy bien a mi familia... y no nos habría venido mal tener a alguien con la cabeza tan bien puesta en su sitio... y con esperanzas por algo mejor.

- mis esperanzas se pudren en esta jaula... - murmura, con la vista perdida.

-... Si hace falta, hablaré yo misma con el Príncipe. No atenderá a sentimentalismos ni nada por el estilo... pero no puede negar que eres útil, Basile. Por muy poco aprecio que te tenga, apareciste con un Sabbat como si fuera este un saco. Eso tiene que contar para algo. Además, estoy segura de que Antón en el fondo no es tan... malo. Seguro que termina entendiendo que lo que hicimos no lo hicimos por faltar el respeto a nadie... lo hicimos porque nos importan.

- Hace mucho que Antón no recuerda lo que es la lealtad, lo único que entiende es la obediencia.

-Ya me he dado cuenta....-digo, desviando un poco la mirada. Lucía...-Pero si considera a Curtis su chiquillo, dudo que sea simplemente por obediencia. Curtis debe serle leal.

- Curtis es una excepción, no me preguntes por qué...

-De todas formas... ¿crees que te va a dejar aquí tirado?

- ¿Antón o Curtis?

-Curtis.-Creía que era obvio por quién preguntaba.

- Por supuesto. La cuestión es si podrá hacer algo para remediarlo...

Oyes la puerta de la entrada abrirse y cerrarse.

-Basile, tengo que irme. No pierdas la esperanza, ¿de acuerdo?-Digo con una sonrisa.

Subo, esperando que por una vez todo haya salido bien...

Antón está en el salón, sólo.

Qué raro, ¿y Curtis? ¿Habrá salido otra vez? No habrá pasado nada... ¿no?

-Hola, señor. ¿Se encuentra bien la señorita Claire?- Aunque los anarquistas no la vayan a hacer nada, estoy preocupada por ella... es una buena chica, pero tan retraida...

- Está entera... pero quiere volver.

No me extraña... ella ama a Antón. Lo vi en sus ojos... en las pocas ganas que tenía de irse. No es justo...

-¿Y hay algo que pudieramos hacer al respecto, señor?

Antón niega con la cabeza.

Ojala pudiera hacer algo, pero lo único que se me ocurre...

-Si alguna vez les apetece pasar unas vacaciones juntos en San Francisco, mi casa está abierta a ustedes, señor.

¿Dónde estará Curtis? Sé que su presencia le anima más que la mía...

-Anímese señor. Piense en el tiempo que va a poder estar con ella... no en el que van a estar separados.-Digo con una sonrisa, intentando dar animos. Admito que esto no es lo mío... pero me gustaría que se aliviara un poco.

- Gracias, Berenice; haz el favor de servirme una copa.

-Claro señor.- Sirvo la copa y se la doy.- Tenga.