Noche importante (6/1/10)

- Creo que a partir de ahora... yo estaré a tu lado... y tú al mío... - dice el niño.

Sus palabras hacen que salga de mi ensimismamiento. Sin embargo el dolor no se va. Creía que podría engañarlo distrayendome, centrándome en otras cosas... pero no. Ahora me doy cuenta. Esa tristeza, ese dolor, forman parte de mi, de la misma manera que lo forman mis ojos o mi cabello. No se irá. De la misma manera que las pesadillas nunca se han ido. Le miro.

-¿Es lo que tu quieres?-susurro.

- Sí... y que no estes triste... te has portado tan bien conmigo...

Me quedo unos segundos en silencio, sin saber bien que decir. Después sonrio, con una mezcla de cariño y tristeza. Los veo... a mis hermanos... ¿de verdad puedo darle algo bueno a este niño perdido?

-Está bien. Yo estaré a tu lado y tu al mio, si así lo quieres.

Él se adelanta y te abraza, con fuerza, como si no quisiera perderte.

Le devuelvo el abrazo. No digo nada, pues no siento que haya nada que decir. ¿Fue algo así lo que sintio Lucía al recogerme? No es el primer niño que recojo, pero... eramos todos uno más de los hermanos. Lucía y yo poseíamos un aparte, algo más... Y no pude protegerla. Dios, Basile... sé que me dijiste que tenía que ser fuerte, por todos y por mi... pero tras haber sido fuerte, por mi, por todos, y haber fallado a tanta gente... Temo no poder. Además... hay demasiadas cosas que estan siendo nuevas para mi. Temo no ser más que una novata que juega con fuego. Un fuego que no discrimina.

- ... gracias... - dice con profunda sinceridad a tu oído.

-No.-le digo sin cambiar de postura.- No me las des. Tú no lo sabes, pero me has dado esperanza.

Él sólo te abraza más fuerte en respuesta.

-Oye, Elliot.-le susurro.- Si vamos a estar juntos, me gustaría que conocieras mi historia. No es bonita, no es alegre y apenas tiene momentos de felicidad. Sin embargo, creo que es necesario que la sepas para que me conozcas y sepas quien soy. Así mismo, es una muestra de confianza y por lo tanto, has de mantenerla en secreto. ¿Querrás escucharla?

El niño se separa de ti, y asiente, prestando atención.

-Ya te habrás dado cuenta del acento que tengo al hablar. Eso es porque yo no soy francesa. Nací en Los Ángeles, o eso creo. No puedo asegurarlo al cien por cien, de la misma manera que tampoco puedo asegurar la fecha de mi nacimiento. Suena raro, lo sé... pero mis padres nunca me dijeron cuando y donde nací, porque al poco de nacer me abandonaron. Y no solo me tiraron como a basura, sino que buscaron el peor de los vertederos para deshacerse de mi y asegurar mi muerte, o una vida llena de penurias lejos de ellos. ¿Sabes porqué lo sé? ¿Recuerdas a la mujer que iba conmigo en la furgoneta aquella noche? Donde crecí, la gente poseía los mismos rasgos que ella, yo era completamente diferente. No tenía mucho sentido que mis padres fueran de allí y me hubieran abandonado en el sitio más cercano.-Cierro los ojos, al darme cuenta del dolor, la rabia y la tristeza con la que lo estoy contando. Cojo aire y continuo.- Esa mujer... Lucía. Me encontró. Ella tenía diez años cuando se tropezó con un bebé al que nadie reclamaba. Aquella zona era muy dura, y era muy difícil sobrevivir en ella. Como mucho, uno se podía permitir cuidar de un niño pequeño, o mejor dicho, de intentar que sobreviviera. Recoger a un bebé era una locura y era mejor dejarlo morir. Y ella... una niña que había perdido a su madre de una manera brutal... me recogió, me cuidó y me protegió. Me enseñó a sobrevivir y estuvo siempre a mi lado. ¿Entiendes ahora que la llamara madre y hermana aunque no tuvieramos ningún tipo de parentesco?

Él asiente.

- Entonces... tú... ¿eres mi madre?

-Yo... no...-Abro los ojos, sorprendida de que me diga eso.- Verás... yo no conocí otra madre y... Elliot, ¿de verdad me consideras tu madre? Quiero decir, ya me he dado cuenta que algo anda mal con tus padres mortales, pero no he sido la primera en cuidarte.

Él frunce el ceño.

- Pero... soy un niño... necesito una madre...

-Verás... no se trata de que fuera mi madre... yo la consideraba como tal. Al fin y al cabo, no he conocido lo que es que te cuide tu verdadera madre, la que te trajo al mundo. Y esto enlaza con lo siguiente que te queria contar. Verás, resulta que Lucía estaba en una banda, la cual se dedicaba a recoger a niños que habían sido abandonados. Nos juntabamos y nos apañabamos para sobrevivir como podiamos. Cada uno tenía una historia distinta, desde abandono, maltratos, asesinatos y más... No era buena zona. De alguna manera, todos nos considerabamos hermanos, aunque no tuvieramos ningún parentesco sanguíneo. Nuestra unión estaba basada en algo más fuerte que eso.

El niño te escucha en silencio.

-Para mí, ellos eran lo más importante que había en mi vida. Pero para protegerlos, para sobrevivir, hice cosas de las que no me siento orgullosa. Tuve que matar, engañar y robar, pero que te quede claro una cosa. Para mi no era divertido. Nunca lo fue, pues de la misma manera que yo le arrebataba un hermano, un padre, un amigo... me podían arrebatar un hermano a mi, y sabía lo doloroso que era, además, los motivos por los que peleabamos eran los mismos. Para sobrevivir y proteger lo poco que queriamos. Por otra parte, yo los veía, todos con rasgos parecidos... para mi eran iguales y no entendía tanta muerte, dolor y sufrimiento entre ellos.-hago una pequeña pausa.- En aquel entonces yo me consideraba un monstruo. No sabía de que otra manera definirme. Hacia demasiado daño... y me odiaba por eso. Si seguia adelante, era porque lo hacia por mi familia, por las personas que más quería, y tampoco habia otra salida si quería protegerles. Si alguna vez tuve un sueño, sería darles un destino diferente que aquella miseria de vida. Ninguno queriamos continuar viviendo de esa manera.

//FdI: Tú sigue//

//Fdi: No sabía si el niño iba a querer hacer alguna pregunta o algo ^^u//

-Por desgracia no había manera de escapar de esa vida. Así que continuabamos. Hasta que una noche descubrimos... que los autenticos monstruos no eramos nosotros.-Cierro los ojos un momento, agotada de la misma historia de todos los dias...- Fuimos a una fiesta por la noche... yo andaba un poco alejada del grupo principal, más que nada, incluso en una fiesta no podía relajarme, y tenía la sensación de que iba a suceder algo... aunque bueno, siempre sucedía algo. Estaba alerta... pero no preparada para lo que pasó. Todos mis hermanos... fueron asesinados de la manera más brutal que te puedas imaginar. Tanta sangre... tantos gritos...-Me encojo un poco, y tengo que sacudir fuertemente la cabeza para evitar que el recuerdo me arrastre.- Con todo, me libré de milagro. Para evitar ciertos males del barrio, me pasé toda mi vida mortal haciendome pasar por un hombre. Uno de aquellos monstruo fue por mi, descubrió accidentalmente que era mujer, y aproveché la sorpresa para dispararle y huir. No fue suficiente, claro está. Recuerdo haber corrido durante días, aterrada, pensando que había algo peor que yo en las sombras. De repente, me encontré sola, con un monstruo persiguiendome y ningún lugar donde esconderme. Cuando mi cuerpo ya no podía más... tropecé con mi Padre. Sabes quién es... le mantuvisteis secuestrado durante meses. El me salvó. Me lo quitó de encima. Después me acogió... al principio no confiaba en él. En la banda había aprendido que para los ricachos como él no eramos más que sucios perros callejeros. Sin embargo... fue amable conmigo. Me cuidó, me protegió, me educo. Después me Abrazó... y me ayudó a volver a por Lucía, que descubrí que no estaba muerta. Fue mi Padre... el primero que tuve además de mi sangre. Me gustaría decir que nuestra relación fue idilica... pero lo cierto es que teniamos nuestras discusiones, y tenía la mala costumbre de dejarme sola. Menos mal que estaba Lucía conmigo. Después de mucho tiempo... bueno, tuve que venir a París. El resto de la historia ya la conoces.-Retiro una lágrima furtiva que se me estaba escapando. Esto es muy duro para mi, y se que la voz me ha traicionado en varias ocasiones.

- Siento que te duela... - dice, cohibido.

-Sí... bueno. Si te das cuenta, lo poco que pudo aliviarme en mi vida era pensar que protegía a aquellos que me importaban. Y estan todos muertos.

- ¿Me... protegerás a mí?

Sonrio.

-Sí. ¿No lo he hecho hasta ahora, a pesar de los riesgos? Además, gracias a ti no hice una tontería.

Sonríe también.

- Gracias por todo.