Sesenta y un días después (16/01/10)

Ella la ve, y se acurruca contra ti, llorando también.

... En el pasado seguramente diría que esto es ridículo... yo no tenía señor, podría abrazar a quien quisiera sin importarme lo que pasara, y no me habría sentido así jamás... pero ahora no lo considero para nada una tontería... Ella sufre, sufre por no poder ser como yo... y yo también, por verla sufrir a ella.

La pego a mí, la acaricio, tratando de consolar su malestar... y empiezo a besarla, con pasión.

Ella también te besa, aunque no deja de llorar.

-... ¿Lo intentarás?...

-Te lo prometo, mi vida...

... Arriesgar mi vida... por una humana... y cada vez sin menos dudas. Para qué engañarme, la quiero. Haría cualquier cosa por ella.

Sigo besándola... mi lágrima resvala hasta la comisura de nuestros labios, dando incluso más sabor al beso.

- Te quiero... - corresponde, la desesperación va siendo lentamente arrasada por la pasión.

Repito sus mismas palabras... para mí en este mundo caótico empieza a ser la única verdad.

Lentamente, empiezo a desvestirla, y a besar la piel que voy descubriendo, y voy inclinando a Emile sobre el colchón.

Sin su sangre... ni mi vitae... sólo nosotros. Cuando terminamos, la abrazo, y la beso una vez más.

Ella se mantiene pegada a ti, sin querer separarse ni un centímetro.

- Gracias... por todo. - te besa, enamorada (o simplemente vinculada) - salvaste mi vida, y me das tanto... y yo te exijo demasiado pero... de verdad... lo necesito.

-... Te quiero.

La beso, y mi mano acaricia su espalda.

-No pienses más en ello. Antes de que te des cuenta, tendrás lo que quieres -le paso la mano por el pelo, quitandoselo de la cara.

Sonrio un poco, besando su frente.

- ¿De verdad irás mañana a hablar con el príncipe?

-... Intentaré que me escuche... pero odia a los de mi clase.

... A berenice no le hará ninguna gracia, las cosas ya están bastante tensas.

-No sé si funcionará, pero lo intentaré por tí.

Te abraza fuerte, con amor.

Sonrio... pasando las manos por su cuerpo.

-No pienses más en eso cariño. Relájate.

La punta de mis dedos juguetea en su espalda.

-Cariño... me puede la curiosidad... ¿de qué hablábais Claire y tú?

- Cosas de chicas - sonríe.

-Cosas de chicas... -repito, sonriendo también.

Le hago un poco de cosquillas.

-¿De verdad no me lo puedes contar? -digo, riendo levemente.

- Dije que no lo haría - responde entre risas.

Sigo un poco más.

-Está bien -digo, pasando la mano un poco por su vientre-. Hiciste una promesa a una amiga, lo respeto... pero que sepas que no es justo dejarme con la intriga.

La beso... entonces, cojo lentamente su mano, y hago que uno de mis colmillos se clave en él, para saborear una cantidad infima.

-Tendré que ir enseñándote las reglas a partir de ahora, sobre cómo vivir entre los nuestros antes de que te vuelvas como yo.

- Estoy ansiosa por aprender.

Bebo unas pocas gotas más... sabe a vida.

-... Ven aquí... -la acerco a mí con cuidado, acomodándome a su lado. Tras besarla, poso una mano en su costado-... Díme qué sabes de las tradiciones.

- Que no puedes transformarme sin el permiso del príncipe... que los únicos que pueden ir matando a otros como vosotros son el Príncipe y Pompignan, que nadie puede saber lo que sois... No sé... ¿Qué más hay?

Mis dedos juguetean despacio con su pelo por detrás de la oreja.

-... La primera ley es la de la mascarada... nadie debe saber el secreto. Si se lo revelas a algún humano peligroso, estás poniendo en peligro a toda la raza. Luego, el Dominio. Tu dominio como vampiro es responsabilidad tuya, todos deben guardarte respeto en él y no pueden desafiar tu palabra.

Beso su frente.

-La tercera es la de la progenie... si abrazas sin el permiso de tu antiguo... en este caso el príncipe, tienes todas las papeletas para acabar al sol con tu descendencia ilegítima... La cuarta es la responsabilidad. Cualquier chiquillo creado es responsabilidad del creador hasta que es considerado un... vampiro adulto. Mientras tanto, todos los fallos y transgresiones que cometa, recaerán también sobre el señor.

Procuro hablar despacio, no quiero que las olvide.

-La quinta es la hospitalidad. Debes honrar el territorio ajeno. Sin presentarte ante quien gobierne, eres menos que nada... y sin derechos... -pienso un poco en mí... y en si fui estúpido al no presentarme-... y por último la eliminación. Nadie puede matar a un vampiro sin el permiso expreso del antiguo. Sólo los antiguos tienen el derecho.

Acaricio su piel.

-... La rotura de estas leyes... son como mandamientos, puede llegar a ser penado con la muerte.

- No las olvidaré, lo prometo.

Sonrio un poco.

-... También hay luego... otras cosas básicas que debes saber... La luz del sol nos mata, nos quemamos más rápido que el papel prácticamente... el fuego también es nuestra debilidad... y a partir de ahi pocas cosas pueden herirnos fácilmente... como poderes de otros sobrenaturales. Debes alimentarte con regularidad, al menos una pequeña cantidad cada noche... o acabas perdiendo el control y asesinando a la gente que te rodea por el ayuno... Luego están los estereotipos ridículos... Los crucifijos nunca me han dado pavor, me gusta bañarme contigo... y el ajo le va bien a las pizzas, pero por desgracia no podemos comer.

Ella atiende muy concentrada... parece ansiosa... y feliz.

- Me miraré sólo en tus ojos...