Sesenta y un días después (16/01/10)

La recojo en mis brazos.

-Yo también...

Esto me hace pensar en lo frustrante de mi situación... condenado a ser un proscrito de por vida... siempre mirado con desprecio, nunca aceptado del todo... Y ella conmigo, compartiendo mi mal desde que probó mi sangre por primera vez... No puedo convertirla sin permiso... y aunque así la salvaría de su enfermedad y la muerte en el futuro lejano... le arrebataría también muchas cosas. El sol y el reflejo son minucias, todos los lasombra lo sufrimos... pero se convertiría en una depredadora como yo... con todo lo que ello implica.

Mis dedos juguetean un poco con su pelo... Desearía que hubiese otra forma de salvarla... o al menos de que su futuro entre los nuestros fuese menos amenazante y denigrante.

Tengo que cosechar para ella un futuro mejor que mi presente y mi pasado... Y también hacer que su presente mientras esté viva lo mejor que pueda ser.

Me tiro así unos minutos, teniendola abrazada.

-... Recuerda nuestro trato... -le digo, besando su frente-. ¿Has cenado?

- Sí, mamá - dice con voz cansina, luego rie un poco.

-Vaya, hoy estamos graciosos ¿eh? -digo sonriendo, empezando a hacerle cosquillas.

Nada mejor que estos momentos con ella... nunca me he parado a pensar en ello, quizá porque no les daba importancia... pero cosas así alegran un poco la vida.

Sigo haciendole cosquillas.

Ríe contigo. Puedes verla feliz. Eso es un lujo que, dada tu situación, puedes considerarte más que afortunado de disfrutar.

Después de un rato de jugueteo, le digo que la quiero, y la beso.

-... Bueno, voy a ducharme... No sabemos lo que puede tocar hacer hoy.

- ¿"Vamos" a ducharnos?

La miro, y sonrio pícaramente.

-Bueno, lo que prefieras.

Voy al baño dicho esto, y me meto en la ducha, preparando el agua.

Ella no tarda en seguirte como un perro faldero. En cuestion de segundos está a tu lado con su cuerpo desnudo y provocador.

No tardo en tomar su atrayente figura. Sin sangre de por medio, saciamos otra clase de necesidades... Seguramente no habría tanto deseo en su interior si no estuviese vinculada a mí... pero apagar ese fuego es algo dulce para ambos, independientemente de las circunstancias.

Cuando acabamos, la beso con pasión.

-... Voy a acabar disfrutando de las duchas -sonrio un poco, rodeando su cintura con mis brazos.

Ella te besa también, y te ayuda a ducharte, te prepara la ropa mientras se secas, siempre servicial, siempre atenta a tus necesidades, deseosa de complacerte.

La ayudo a vestirse también. Quiero pensar que estoy a la altura de ella a la hora de agradecer las cosas. Una vez terminamos, me "no miro" en el espejo.

-¿Cómo me encuentro? ¿Estoy bien?

- Siempre estás perfecto.

-Gracias... -digo acariciando su mejilla-... Voy a ver cómo están los demás. ¿Vienes? Creo que Claire se alegrará de verte.

Te agarra de la mano, encantada, como una colegiala, y va contigo.

Claire está en el cuarto, sola, sentada en la cama, mira por la ventana. No os mira, pero sonríe al notar vuestra presencia.

- Echo de menos a tu papá... no viene a verme desde ayer.

- Bueno... a veces es así, pero eso no significa que no le quiera a mi lado casi todo el tiempo - aclara, con tono lastimero.

- No está abajo.

Parpadeo. No está abajo, ni tampoco aquí...

-... ¿Pero está en la casa, no?

- No, creo que ha salido, no le... siento...

-¿Que ha salido?

... No me gusta... Pero no voy a correr sin motivo.

-Seguramente no sea nada. Iré a hablar con Basile, él sabrá donde esta. Dadme un momento -les digo, y salgo del cuarto, para ir a buscar a Basile.

No encuentras a Basile tampoco.

Vale, esto ya pasa de castaño oscuro. Cojo el teléfono y voy a llamar... pero no lo hago.

-... Tranquilízate, Jackie...

Bajo abajo, a buscar uno de los ghouls, para que me diga donde están.