Sesenta y un días después (16/01/10)

- El amo ha salido, señor - te dice uno de ellos -. Dijo que tenía que cerrar un negocio.

- No que yo sepa, señor.

No digo nada más. Busco a ver si hay alguna nota en el salón.

La hay.

"Tengo negocios que atender, quédate en casa"

Demasiado breve y escueta, pero ahí está.

-... Son unos malditos locos.

Voy a coger el móvil... pero cuando voy a marcar su número, me paro... si realmente están con negocios, no puedo molestar... Tendré que esperar.

Entonces lo recuerdo... tenia que llamar a Berenice. Pero ahora que no está Antón, no se me ocurre forma de contactar con ella.

... no pierdo nada por intentarlo, la llamo al movil.

Me dan ganas de tirarme de un tejado a pleno sol... Mejor espero a que termine.

¿Dónde habrán ido Antón y Basile? Me irian bien para pedir consejo... pero en cambio solo me encuentro una nota.

Se me ocurre una idea que me descoloca... ¿y si han ido a verla?

-... Tengo que hablar con ella.

Llamo a Melissa.

- Buenas noches, ¿en qué puedo ayudarle? - reconoces la voz de su ghoul.

- ¿De parte de quién y con qué motivo?

- ... - se produce un breve silencio - Bien, de acuerdo, preguntaré, espere un momento.

Te ponen un hilo musical, es música del renacimiento.

- Señor Miller, perdone, pero la señorita Melissa me encarga que le entregue este mensaje textualmente: "No tengo tiempo, ni ánimo, para charlas amistosa. Si tiene algo que ofrecer o pedir, que me avise, si no que hable con su ghoul"

-... Gracias por el mensaje... Buenas noches -procuro decir cordial.

Cuelgo.

Me siento en el sillón con aire algo abatido, y espero... espero con el movil en la mano, al menos a que Antón, Basile o Berenice me llamen, o a que entren por la puerta...

Me acuerdo de que ellas están arriba. Mejor será que se lo cuente. Subo a verlas.

Ellas están en el cuarto.

- A mi me ocurre todo el tiempo... ¿Y desde cuándo te pasa?

escucho la conversación.

//FdI: Cotilla...//

- Pues... hace unos días.

- ¿Y él que dice?

- No se lo he.. comentado... por supuesto.

- ¿Por qué no?

- Porque... bueno... me da verguenza que nadie lo sepa. Por eso te pido consejo.

- No lo sé... entre Curtis y yo es muy natural... creo que es por lo de beber su sangre... ¿Él te alimenta?


- Muy de vez en cuando, no quiere que beba de seguido de él, aunque para mí es muy cómodo porque... ya sabes, me tienen que dar la sangre, pero bueno, los ghouls también hacen el trabajo.

- Sí, pero creo que beber de ghouls no tiene el mismo efecto.

- ¿Crees que es por eso? ¿Porque a veces me da sangre?

- No, no creo, me parece que tiene que darte muchas veces para que influya.

- Entonces... ¿No crees que se me pasará?

- ¿Quieres que se te pase?

- No estoy segura... me gusta sentirme así pero...

Un momento... ¿Antón le dio de su sangre?

Me quedo un poco pensativo...

Toco la puerta.

Se callan de inmediato. Luego tu chica va a abrirte.

- Hola, cielo.

Sonrio.

-Hola cariño -digo, besándola-... Antón está bien, sólo ha salido con Basile, al parecer tenian un negocio que cerrar. No tardarán en volver.

Las miro.

-Eh... ¿interrumpia algo? Si queréis me voy.

- no, por favor, Curtis, quédate... tu presencia siempre es bienvenida.

Asiento.

-Gracias.

Me acerco tranquilo, y tomo una de las sillas.

-Bueno, ¿hablabais de algo mientras estaba abajo?

- No... de música. - te sonríe.

Me da que aunque no supiese que miente, se le nota demasiado que lo hace... sonrio. Mentirosa... me hace gracia.

Estaría plenamente contento de no ser por el nudo en la garganta que tengo por Berenice. Me siento en la silla que acabo de coger... o casi me dejo caer en ella.

-He llamado también a Berenice... Al parecer está bien, pero no tuve mucho tiempo para hablar con ella. Creo que la interrumpí hablando con alguien.

Parece que las interrupciones me vienen por parejas.

- ¿Qué ha dicho? - se interesaron ambas.

-Nada en concreto... salvo que estaba hablando con alguien. Luego si acaba me llamará...

Suspiro.

-No podría jurar con quien estaba hablando, lleva mucho tiempo fuera... pero lo más probable es que fuese el principe.

Puedes ver que la salubri se encoje un poco ante la idea.

Emile tampoco parece contenta, pero no preocupada.