Año nuevo (1/1/10)

El niño baja la cabeza y luego se recuesta de nuevo, mirando a la pared.

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- Eres una buena persona, y luchas por ser aún mejor, nada puede convertirte en lo que no quieres si lo evitas. - dice abrazándote y dándote calor con su mano frotando tu espalda.

Siento un escalofrío... pero me siento agradecido de tener a Emile conmigo...

Sé lo que le diría a alguien en mi situación... levántate, sé fuerte, y si de verdad te sientes responsable haz algo por arreglarlo.

Tengo que demostrar que no sirvo sólo para dar consejos.

-... Tengo que arreglar esto...

La beso... es un beso sencillo, agradecido.

Me recuesto, a su lado, mirándo hacia él. Tan pequeño... condenado a ser así para siempre, atado a la noche... y sin nadie que lo cuide... o... ¿tal vez sí?

-No estás solo, pequeño. No lo estas. Yo estoy aquí, contigo. Y vamos a recuperarlo.

Ella te sonríe.

- Todo saldrá bien.

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El niño no se mueve.

-Ya verás... lo sacaré de ahí... y en él sí confias, ¿verdad?-Cierro los ojos. Me acuerdo. Me acuerdo de ese hombre.- Arnold...-digo, con añoranza mezclada con dolor y tristeza. Ojalá nada de esto hubiera sido así...

La beso una vez más...

-... Lo haré bien... tengo que hacerlo bien...

Me incorporo, y empiezo a vestirme...

-... ¿Me esperaras?

- ¿Arnold? - pregunta, dándose la vuelta y mirándote.

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- Por supuesto

Termino de vestirme...

-Tengo que hablar con Berenice... después tengo que irme a devolver algo que me prestaron...

No lo digo muy animado... Sigo sintiéndome mal... pero no me voy a encojer en una esquina sin hacer nada.

Asiento.

-Sí... no sé como, pero voy a sacarlo de ahí... tengo que sacarlo de ahí como sea....

- ¿Puedo ayudar? - pregunta, dubitativo.

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- De acuerdo, aquí estaré.

Le doy un beso de nuevo, y la abrazo, despidiéndome.

-Arreglaré todo esto...

Dejo de abrazarla, y salgo del cuarto. Tengo que hablar con Berenice... Voy a su cuarto.

-No creo... pero hay algo que si que puedes hacer. Necesito saber que no harás ninguna tontería, que no intentarás atacar a nadie, sea vampiro o humano, ni tratarás de escapar.-Mis palabras son tranquilas... ya no temo las consecuencias por comportarme como quiero...- Necesito estar segura de que si voy a por Arnold, donde quieras que estes estarás seguro y a salvo, y que puedo confiar en que te portarás bien para no tener que estar pendiente todo el rato.-Le acaricio la mejilla, con suavidad...- Si no lo estoy, no podré ir a por él, porque estaré preguntándome todo el rato si estarás bien, ¿comprendes? y... No me gusta que trates así a los demás. Como si sus vidas no valieran nada. Ojala pudiera mostrarte lo que vale cada vida, pequeño... Ojala pudiera enseñarte lo gratificante que es una sonrisa en vez de un llanto de dolor. Cuando sabes que estás haciendo algo bueno, cuando sabes que tu existencia es tan buena para el resto... Pero no sé si podré hacerlo, y entonces tendré que estar pendiente también de proteger a los demás de ti, porque no quiero que nadie más se sienta como yo me siento ahora... como de hecho, tú te sientes ahora. Así que porfavor, te lo pido por favor: no hagas nada hasta que logre reunirte con Arnold, hasta que encuentre la manera de teneros a los dos a salvo. Por favor, pequeño, solo con eso ya me estarías ayudando mucho.

El niño lo piensa y asiente.

Estoy delante de su cuarto.

Toco la puerta.

Sonrío... un poco, muy poco... ¿cómo se sonreía? No me acuerdo...

-Gracias, pequeño, gracias...-Escucho la puerta.

... ¿Estoy... estoy esperando a alguien..? Creo... creo que aún me faltan datos... tengo la cabeza todavía algo revuelta.... solo veo a Lucía muerta.... recuerdo a Arnold, encerrado... ¿qué más? Tal vez, lo mejor sea...

-E.. entra.-digo, a quien sea.

Abro la puerta, despacio. Entonces la miro... lo único que siento es verguenza, autodesprecio cuando la veo.

Ahí está el niño... pero él es el menor de mis problemas ahora mismo.

No hablo.

Le miro... con la mirada perdida, sin ubicarlo... me suena, me suena mucho... pero... A ver, Carlos piensa, ¿quién es?

-¿Quién... quién eres?

La miro, sorprendido...

No lo ha soportado... su mente no lo ha podido aceptar y ha bloqueado sus recuerdos...

-... Berenice... ¿no me recuerdas?

Me incorporo, lentamente, separándome un poco del niño.

Berenice.

Berenice.

Una habitación. Había hermosos cuadros a su alrededor... la joven los miraba con curiosidad. Llevaba allí un tiempo, lo sabía... pero era ahora cuando era más consciente. Y se daba cuenta... de que nunca había visto antes nada parecido.

-¿Son bonitos, verdad?-Dijo aquel hombre, entrando, el que la había salvado, el que la había cuidado.- ¿te gustan?

Sus palabras eran suaves, tranquilas, amables... pero ella, al acercarse, no pudo evitar retroceder un poco.

-No te asustes, no te asustes.-dijo él, comprensivo.- Conmigo estás a salvo.-sonrisa.- ¿Podría esta bella señorita decirme cuál es su nombre?-La cogio de la mano, en un gesto que era de otros tiempos.

Ella la retiró inmediatamente, en un movimiento algo violento.

-¿Quién coño te has creído? No soy una jodida señorita.- Su tono de voz sonaba grave, acostumbrada a hacerlo pasar por el de un hombre, pero en esa ocasión, algo más aguda, él ya sabía que era una mujer, no tenía que fingir. Lo miró un momento... y retiró la vista, avergonzada. Él la había cuidado... la había salvado... pero ella era lo que era: un perro callejero que no valia nada.

Él ni tan siquiera se molestó.

-Lo eres... solo has tenido la mala suerte de estar en el ambiente menos adecuado. Sería un placer saber tu nombre... no sé como llamarte, señorita.- Hablaba incluso con... ¿cariño?
Dudó un poco antes de contestar.

-Ca.. Carlos, me llamo Carlos.-Él solo la miró, algo divertido, pero amable en todo momento.

-Pero... Carlos es nombre de hombre. Y tú no eres un hombre, eres una mujer, ¿me equivoco?

No pudo evitar llevarse los brazos al pecho, como queriendo tapar la evidencia.

-N-no...

-Necesitamos un nombre bonito para una señorita tan bonita...-Se quedó pensativo, un momento...- Berenice. Berenice es un nombre muy bonito, ¿No crees?

-Pero... no es mi nombre, yo no me llamo así.-No era el nombre que la había dado... no, no quería pensar en ello, aún lo tenía muy reciente.

-Lo sé, pero ya no tienes que esconderte, ya no tienes que temer que te pase nada por ser mujer. Eres libre para serlo... tú vida va a ser algo diferente a partir de ahora. ¿Qué tal un nombre nuevo para una vida nueva? En esta no vas a tener que sufrir tanto como la anterior, ya lo verás. Yo te voy a cuidar, te mantendré a salvo.

Se quedó pensando unos minutos que se la hicieron eternos.

-Y-yo.... Me llamo... Be... Berenice...

Su sonrisa se hizo más amplia. Y con esa sonrisa, empezó a borrar todo lo que había sido ella anteriormente. Con esa misma sonrisa, empezó a ponerme esa venda en los ojos. Con esa sonrisa me mintió. Con esa sonrisa me abrazó. Y después de ir a L.A... cuando me di cuenta de que Lucas no estaba en el Rave... Viste que en tu pequeño cisne había una pluma negra... que no era lo que quería.
Lo rememoro todo, de golpe. Esa semana que estuve con los Sabbats. Esa semana en que descubrí que no confiabas en mi, que creías que estaba todavía más condenada que tú... y que te iba a arrastrar.... Esa semana en que descubrí lo que habías hecho. Me habías mentido, manipulado, debilitado... sólo para ser lo que tú querías que fuera. Y al no serlo... cómo me apartaste, como si fuera una bestia, que fuera a explotar en cualquier momento. Y como lo terminó pagando Lucas, Lucía, mi luz...

Berenice.

-¡NO!-Grito repentinamente, llevándome las manos a las orejas, tapándomelas, negando fuertemente, cerrando los ojos, no quiero oir ese nombre, ¡NO QUIERO OIR ESE NOMBRE!- ¡NO! ¡ESE NO ES MI NOMBRE! ¡YO NO SOY ESA, NO ME LLAMO ASÍ, NO ME LLAMO ASÍ, NO SOY ESA!-Mis lágrimas empiezan a rodar, desesperadas. En mi rostro se puede ver el sufrimiento, la confusión, la desesperación.

En un rápido movimiento el niño se mete bajo la cama.

Me acerco despacio... Lo he destapado, y está haciendo lo posible por taparlo de nuevo.

Esto lo he causado yo.

La abrazo, con una lágrima cayendo de mi ojo derecho.

-Lo siento... -digo, con un hilo de voz-... Perdoname... por Dios... lo siento...

-No. No.-Sigo negando, pero ya no tan desesperada, sin ser muy consciente de mi alrededor.- No. Ya basta de engaños, ¿por qué, padre? Deja de mentirme, deja de sonreirme así... deja de manipularme... no....

Dios... ha quedado trastornada...

-Ber... -me corto, no quiero repetirlo de nuevo-... Escuchame. Soy Curtis, ¿me oyes?

La miro.

-Mirame...

Le miro. Pero le miro sin ver... solo veo a mi padre, veo detrás de cada gesto, lo que no vi la primera vez, lo veo... y no puedo con ello.

No quiero recurrir a esto para traerla a la realidad...

-Tu padre está muerto... Lo mataron.