Haciendome a la idea 15/12/09

- ¿Por qué? ¿Vas a marcharte? ¿A dónde?

-No, es solo... en una ocasión desperté mal de una pesadilla. Herí a alguien importante para mi.

- No me harás daño, nena, ya lo verás... necesitas mucha más fuerza de la que tienes, soy bastante resistente. Venga, ven a dormir.

-Yo... es solo que no me gusta perder el control. Y mucho menos hacer daño cuando no hace falta.-Digo. Sin embargo, Me acuesto en mi lado.

Oyes un golpe, y un grito, alguien ha debido abrir la puerta del sótano, donde tienen a tu padre.

- ¿Quieres acercarte? - susurra.

-Yo...-Me lo pienso un momento. Después le miro con ojos decididos.- Dije que no iba a mirar hacia otro lado.

Oyes un último grito, agónico, que acaba de forma brusca. Y sabes instintivamente que se ha acabado. Tu Sire, tu salvador, al que has decepcionado y querido matar, ha muerto en el sótano de unos Sabbat mientras tú le escuchabas morir tendida en la cama.

Me levanto como movida por un resorte, corriendo hacia la puerta. No llego a atravesarla, pues pierdo el equilibrio antes de llegar. Yo... ¿Qué he hecho? Me pongo de rodillas, pero no me siento con fuerzas para más. Me miro las manos, horrorizada. Es como si yo, con estas mismas manos...

-P-Padre...-Susurro, sabiendo que es la última vez que pronuncio esa palabra.

Escuchas los muelles de la cama cuando Arnold se levanta.

- Ya pasó... ven conmigo... - te recoge del suelo, con cuidado - Ya no hay nada que hacer... mañana lo verás de otra forma.

-N-no... es como si yo..., como si yo lo hubiera matado...

- No lo has hecho, no podías salvarle - te acuesta en la cama y se abraza a ti -. No podías hacer nada por él.

Me siento... tan cansada... Cierro los ojos poco a poco. Lo último que noto es... una pequeña lágrima deslizandose por mi mejilla.