Haciendome a la idea 15/12/09

Sonrío con sarcasmo

-¿Qué realidad prefiero? ¡Cómo si pudiera elegir! ¡Lo único que puedo elegir es la manera de tomarmela! ¡Y desde luego nunca voy a preferir esconderme! Además, la realidad es que yo era más monstruo como humana que lo que he sido como vampiro. ¿Te hago una lista de los crímenes? ¡Oh, espera! ¡Prefieres meterlos en un cuarto oscuro y tirar la llave!

-¡Maldita sea, padre!-Estoy tan furiosa que el control sobre el idioma se me da el piro. Le hablo directamente en español.-¡Para mí nunca ha sido cuestión de bandos! ¡Ha sido cuestión de que tu eras mi familia, de que hubiera sido capaz de matar y morir por tí, y has tirado esa confianza a la basura!-Me doy la vuelta con intención de irme, pero me paro frente a Arnold y la Tzimisce.-Sólo quiero volver a la habitación.

Ambos se retiran, pero Arnold te sifue arriba, sonriendo en silencio.

Me siento en la cama, ignorando al chico y enterrando el rostro entre las manos, en un intento de aislarme de todo y tratar de pensar con más claridad. No puedo. Parece que todo me grita en la cabeza...

Alzo la mirada hacia él.

-No seré Camarilla, pero tampoco pretendo matar ni herir humanos. Además, si alguna vez he hecho algo malo, a sido por mi supervivencia o la de mi familia. No soy de ideologias... Donde yo vivía no había.-digo con la voz aun con restos de la furia que iba hacia mi padre, pero se nota que no va dirigida a Arnold

-No... espera, sí. En mi bolso hay un block de dibujo y un pequeño estuche. Si me los pudieras traer... Parece estúpido, pero dibujar me ayuda a tranquilizarme.

- Como desees - dice, y va a buscar tu bolso.

El joven se mantiene semiescondido, detras de la cama.

Vaya, ya casi se me había olvidado.

-Oye, chico.-Intento ser más suave.-Relajate, ya te he dicho que si no haces nada malo, no te va a pasar nada. Además, si no me pongo algo dura, será él quien lo haga.

Él asiente, comprendiendo.

A los pocos minutos sube Arnold con tu block de dibujo y tu estuche de pintura.

-Gracias.-Digo, cogiéndolo. En seguida me pongo a dibujar, aunque nada en concreto, dejo que mi mente divague. Pasados unos minutos, pregunto.-¿Por qué os ha resultado tan divertida esa conversación?

- En la Camarilla tienen la costumbre de devorar los cerebros de los chiquillos, ponerles una venda en los ojos y hacerles vivir en la ignorancia. Nosotros nos enfrentamos y aniquilamos a esos chiquillos engañados cada día... pero siempre es agradable ver como en lugar de morir a nuestras manos, simplemente despiertan

-¿Pero puedes explicarme por qué despertar tiene que significar esto?-Digo señalando el brazo que falta del chico.

-¿Y cuál es vuestra razón de ser?

- Revelarse contra el poder, salvar el mundo, ser libres... lo de siempre - contesta.

Al hacer un trazo, se me rompe la punta.

-Tiene que ser una broma. El mundo no se puede salvar, está podrido hasta sus raices. La libertad no existe, solo la apariencia de que puedes elegir. Y lo de revelarse suena bonito, pero cuando consigas establecer un nuevo poder, alguien se revelará contra ti y será una lucha eterna, encerrada en un circulo vicioso.-Digo con pesadumbre.

-Me temo que ninguno de los dos lo entiende. Yo no tomo partido por bandos, sino por personas... o en este caso, por Vástagos. Mis intereses son vivir y cuidar de la gente que aprecio. No sigo los circulos. En todo caso, sigo a aquellos en quien confio y confian en mí. O trato de sacarlos para impedir que salgan heridos... pero no con mentiras.-digo con cierta amargura.

- Bueno, no es que este intentando captarte para la secta - responde encogiéndose de hombros, luego mira al joven y bisbisea - Ven, gatito, gatito...

El joven baja la cabeza, sin decir nada.

-¿A no?-Digo extrañada.- Y, Arnold, porfa...

Me quedo muda. Acabo de mirar lo que estaba dibujando. Era un dibujo de la torre Eiffel, pero por como lo estaba dibujando, parece una siniestra cárcel, hecha de un material oscuro y retorcido, que se levanta triunfante. Algo chorrea por sus barrotes, y aunque no esté pintado, sé que es sangre. Esta es la primera vez que pinto algo que no tiene que ver con mi pasado. Asustada, aparto el block, que termina cayendo al suelo. ¿Cómo he podido dibujar algo así?

- Siniestro - comenta Arnold mirando el cuaderno -, pero extrañamente atrayente.

-No se más que dibujar esas cosas...-digo angustiada.-¿Por qué? ¿Por qué si no deseo provocarlas no hago más que dibujarlas? ¿Y por qué son tan...-hermosas?