Buscando un respiro 11/01/10

Él te mira, besa tu mano y se levanta.

No puedo evitar que me recorra un hormigueo por todo el cuerpo cuando lo hace.

-Escuchad, vamos a salir.-Miro a Elliot.- No será al local, me temo.-vuelvo a dirigirme a los dos.- Vamos a los campos Eliseos, y allí nos encontraremos con el Príncipe, pero por favor, no temais.

Dios... no...

-... Explícame eso... por favor...

-Que te lo explique Antón, yo tengo que irme.-miro el reloj.- y ya. Arnold, Elliot, vamonos o llegaremos tarde.

La miro.

-... ¿Sólo vosotros tres?

-Sí, así que tendreís que ir vosotros a lo del local.-Digo encaminandome fuera del sotano, esperando que Arnold y Elliot me sigan.

Arnold y Elliot te siguen.

Voy hacia el garaje y les llevo hasta mi coche. Lo abro.

-Vamos, subid.

Ellos te siguen. Elliot monta alante y Arnold detrás.

-¿Os habeis puesto los cinturones? Si no es así, poneroslos.

Una vez que se los hayan puesto, arranco.

Los tres se van... no digo nada. Tampoco creo que fuese a salir bien parado yendo con ellos.

Necesito... levantar el animo... no solo el mio. Esta casa está sumida en el malestar... tengo que cambiar eso... o nos volveremos todos locos si no nos pegamos un tiro antes.

Voy a buscar a Antón.

Antón está junto a Claire, hablándola con dulzura en una lengua que no conoces.

Me dispongo a esperar un poco. No quiero interrumpir. Sin embargo, cuando haga una pausa, le hablo.

-Una noche... me tienes que enseñar a hablar esas lenguas.

Me fuerzo a ser fuerte... y a ver el lado bueno y optimista. Pompingan no ha ganado el asalto de esta noche... o eso quiero creer.

No nos hundirá fácilmente.

-¿Fue bien con el Principe?

- Fue... Bueno, fue bien, creo.

Asiento.

-... He pensado en continuar con lo del local... bueno, más bien me lo ha recomendado Berenice, y creo que tiene razón...

Bajo la vista.

-Esta casa está inmersa en el malestar... y me gustaría elevar el ánimo. Tal vez el local sea una forma.

- Me parece correcto - sonríe un poco.

Sonrio... me pone las cosas más fáciles...

-Cuando tu digas... iré a decirselo a Emile y a los chicos... Bueno, os dejo a lo vuestro.

Salgo, con intención de ir a decirselo a Emile.

- Adelante - dice.

Voy al cuarto de Emile... espero que siga teniendo ganas...

Toco la puerta.

-¿Emile?

- Pasa, cariño, por favor - dice -. ¿Por qué llamas a la puerta?

Sonrio y paso.

-No quería molestar a la artista - me acerco, y me siento a su lado-... Venía a decirte que lo del local aún sigue en pie. Iríamos Carlo, mis chicos, tú y yo. ¿Te apetece?

- Mucho - responde, sonriendo.

Paso el brazo alrededor de su cintura, y beso su cuello.

-¿Va bien esa partitura?

La esconde, como si pudieras leerla.

- Cuando esté terminada me lo dices tú como está.

-No te molestes en ocultarla, no se leerla -sonrio un poco.

No sé cómo lo hace... pero me siento un poco mejor.

-Estoy orgulloso de tí, Emile -le digo, y la vuelvo a besar... Entonces muerdo suavemente su cuello, y bebo un poco, más por hacerla sentir bien que para alimentarme. No bebo como para agotarla.