Buscando un respiro 11/01/10

El sonido aumenta hasta un punto insoportable, tus rodillas se doblan y caes de rodillas al suelo, te da la impresión de que te va a rebentar el cerebro, aunque ahora ya sólo sientes dolor, no oyes nada ya, ni ese desagradable sonido, ni ninguna otra cosa.

Abro la boca, dándole la bienvenida... tiene su gracia que me pida permiso, teniendo en cuenta que lo necesito con tanta desesperación... con mis manos acaricio su cuerpo, con suavidad y dulzura, un cuerpo que ya conozco...

Aprieto los dientes...

-... Ya basta... -logro decir, con las manos en la cabeza... me va a reventar-... Pompingan... Ya es suficiente...

Cierro los ojos con fuerza...

-¡Dios!...

Uso la fuerza de la que dispongo... mi mente no es tan fuerte... pero tengo que intentarlo...

-¡Sal de mi cabeza!

//1fv, voluntad de hierro.

El ruido cesa por completo, sólo te queda un ruido sordo, como el que se mantiene en los oidos después de un concierto al lado de los altavoces.

//FdI: Tienes 3 seg de silencio (pero tp oyes nada más que el ruido sordo) que puedes aumentar en otros tres por cada FV que gastes//

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Él te corresponde, con la misma dulzura, aunque tratando de controlar su necesidad como a un caballo desbocado.

Me separo un momento de él, lo justo para decir:

-Vamos a la ducha. Le diremos a Elliot que te he ayudado a lavarte... es un poco pequeño para que entienda esto...

Dios... ¿por qué me tortura?

¿Será por...?

Salgo del baño, no oigo nada... estoy sólo con los pantalones puestos...

-Emile -digo, no oigo ni mi propia voz-... Tengo que...

Dios, ahí está otra vez intentando entrar. No puedo evitar hincar las rodillas en el suelo, llevándome una mano a la cabeza.

*Lo haré, maldita sea. Para ¡ya!*

-Espera aquí -digo con esfuerzo, tratando de salir del cuarto, y de ir a las escaleras.

//1fv

El sonido vuelve con más fuerza, pero al decir que lo harás disminuye, mientras Emile te coje, con los ojos anegados en lágrimas. Al principio no la oyes, pero poco a poco vas recuperando el oído.

- ¿Qué? ¿Qué te pasa?

El pitido sigue ahí, latente, bajo y grave para no dañarte ni entorpecer tu audición, pero presente, para que no lo olvides.

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Arnold te hace caso, y se mete en la ducha, contigo, sin dejar de besarte, desnudándote.

Le desnudo yo también, con rapidez y ansiedad, ayudándole también con la mía, como si la ropa quemara. Cuando estamos completamente desnudos separo una mano de él y busco a tientas el grifo, accionándolo. Rápidamente vuelvo toda mi atención a él.

-Emile... quédate aquí... -repito, casi suplicando en vez de ordenando.

Salgo del cuarto... Tengo que ir... tiene que estar con él... debe estar en el sótano. Con él...

O tal vez sólo lo hace porque me ha visto con Emile... Tengo que buscar a Berenice... que esté en su cuarto, que no esté abajo con ese cabrón...

Paso al lado del cuarto de Berenice y ni siquiera toco la puerta... no estoy como para tocar puertas. Abro diréctamente.

Dentro sólo ves al niño, mirando el ordenador de Berenice, sin que esté encendido. Entonces se vuelve a ti, algo asustado. De fondo escuchas el sonido de la ducha.

-... Hola Elliot...

Berenice no está aquí... está con él... pero la ducha... menos mal, está ahí.

-Está Berenice en la ducha, ¿no?

Él asiente.

- ¿Pasa algo?

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En la ducha, él disfruta de ti tanto como tú de él. El ruido del agua cayendo es lo único que escuchas.

-... Nada...

Es una suerte. No está en el sótano... ¿pero entonces por qué me hace esto pómpingan?

Quizá para que le de el mensaje a Arnold...

-... Cuando salga, dile que se prepare para lo del local...

Salgo del cuarto... Tengo que ver a Arnold. Tiene que ser eso. Voy al sótano.

Apenas escucho el sonido del agua caer. Esta vez es diferente... ya sé como va la cosa y tomo un papel más activo, tratando de hacerle sentir todo lo bien que pueda, hacer que me sienta... y disfrutanto también de las sensaciones que me regala, sintiéndole a él también... Nos movemos con pasión mezclada con necesidad, esa necesidad acuciante que por fin tenemos la oportunidad de paliar... o mejor dicho, de apaciguar al menos un poco...

Bajas al sótano, pero él no está allí. Mientras aún te preguntas qué está pasando, vuelven a pitarte los oídos, un instante, breve pero intenso, antes de volver a la oscuridad, presente, listo para atormentarte.

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- Te quiero, Berenice... - susurra en tu oído.

-Yo también te quiero...-digo con cariño y dulzura, besándole de nuevo. Nunca tengo bastante de él...

No... no puede ser, ¿se ha escapado? Es imposible, nos van a... ¿Cómo se ha escapado? antón no se ha enterado ni...

La ducha...

No... Eso es imposible... Entonces empiezo a caminar.

-Pompingan, hago esto por el Príncipe, no por tí... sál de mi cabeza... -digo, apretando los dientes.

Empiezo a subir las escaleras... Esto no puede ser... Joder... Tiene que ser cualquier otra cosa...

Llego hasta el cuarto, y entro otra vez.

-... Elliot... Baja al salón...

-... Sí, señor - Elliot obedece. Sabe que apsa algo, pero no sabe el qué.

Camino despacio, en dirección al baño... Dios... Es lo que imaginaba.

Entonces arranco las cortinas de cuajo de un tirón.

Curtis os sorprende con ese movimiento, Arnold casi cae al suelo, pero cuando recupera el equilibrio y ve de quien se trata se arrodilla de inmediato, bajo el agua, desnudo.

-¡Curtis!

Le quito la cortina de las manos y trato de taparnos a ambos como buenamente puedo.

-¡¡¿Puedes explicarme qué coño estás haciendo?!!-Digo indignada y muy, muy cabreada.

Dios... no...

Esta basura... no...

Este hijo de...

Mis puños se cierran con fuerza, las articulaciones crujen, y sombra empieza a ondear, a trepar sobre mí, y empieza a llenar de penumbra y a oscurecer la habitación. Mi rostro empieza a mostrar cada vez más seriedad e ira.

-... ¿Por qué no está en la celda?... -digo, casi en un susurro.

¿Y ahora me viene con el truquito de las sombras? ¿Me viene con que se cabrea? Le suelto un buen tortazo.

-¡Lo necesitaba a mi lado, idiota!-Noto como hay lágrimas en mis ojos. ¿¡Por qué no nos dejan ni un minuto en paz!?

Estoy tan rigido que el guantazo me da en la mejilla, pero no logra que gire la cabeza.

-... Dime que sólo estás utilizando a tu mascota... -mis ojos empiezan a enrojecer.

-Dime qué te da derecho a ti a entrar en mi baño mientras oyes el sonido del agua dentro.- Digo sin responder a su pregunta. Mis ojos también enrojecen. Sé perfectamente que desde la habitación se puede escuchar el agua. ¿Qué esperaba, encontrarme aquí desnuda? Es imposible que supiera que estaba con Arnold. Veo como Arnold se encoge. Eso hace que definitivamente mis colmillos salgan.